La película que se hizo Cristina

Noventa y cuatro segundos, 53 planos épicos y una música sentimental picoteada por el aplauso de la multitud revelan inadvertidamente el despecho de una mujer. La micropelícula que con levísimas variaciones muestra la epopeya de Cristina Kirchner y relega a un pequeño flash a sus propios candidatos resulta una valiosa pieza de estudio. Demuestra, en principio, que el dinero del poder estatal compra los mejores publicistas: el aviso del Gobierno es espectacular, mientras que la mayoría de las propagandas de sus competidores lo único que transmiten es la modestia, cuando no el bochorno. Es como enfrentar a Spielberg con un video escolar. Y como si algunos de esos videos estuvieran llenos de bromas escatológicas.La historia que el Frente para la Victoria cuenta allí con gran belleza cinematográfica no pasaría de un folletín emocional si no fuera por la impronta de su guión. Se adivina en ese rubro la mano personal de la Presidenta, que es cinéfila y experta en relato. Ella jamás delega esta tarea y sus deseos son órdenes. Se trata, por lo tanto, de una película de autor y debe analizarse como un manifiesto.La idea central gira en torno a elegir entre dos formas de ver la vida. Es una lástima, porque la vida está tan llena de matices y es tan diversa que reducir todo a Caín y Abel conduce a una cierta pobreza intelectual. Un signo de esta época. Ya sabemos, sin embargo, que la técnica del populismo es simplificadora y ordenancista: estás conmigo, con el pueblo y la patria; o sos un enemigo despreciable del país y de las mayorías.La frase "en la vida hay que elegir, y este gobierno eligió" con la que se inicia el panegírico parece destinada en primer lugar a la propia tropa: nada de comprar a candidatos que muestren ambigüedad. Massa es malo, malo. Massa no elige una vereda, quiere caminar por el centro de la calle. Y se sabe que esa figura debe ser derrotada cueste lo que cueste, porque disputa el gran bastión del peronismo, va primera en las encuestas y plantea una idea conciliadora. La división clarifica; la unión mezcla y confunde. No es el único destinatario, claro está, de esta superproducción hollywoodense. Hay mensajes para otros peronistas disidentes (el peronismo soy yo), para la centroizquierda (yo soy la verdadera izquierda nacional) y para otras fuerzas independientes (la única independencia es la que garantiza mi política). No voten por esas ideas, sino por alguien que cuando debió optar lo hizo siempre a favor de los buenos. El kirchnerismo es...

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