La música clásica desolemnizada,Una orquesta desolemnizada

Deutsche Kammerphilharmonie Bremen / Director y solista: Pekka Kuusisto / Repertorio: obras de Mozart, Lindberg y Beethoven / Ciclo: Mozarteum Argentino / Sala: Teatro Colón / Nuestra opinión: muy bueno

Como dispone de una formación instrumental con 36 ejecutantes de altísimo nivel técnico, el finlandés Pekka Kuusisto, conductor y solista de violín, de la Deutsche Kammerphilharmonie de Bremen, puede permitirse tomar en solfa mucho del empaquetamiento de la música clásica y salir indemne de la prueba. Y, como sucedió el lunes, ser ovacionado sin pausa por el público del Colón y, lo más sorprendente, por el público abonado del Mozarteum.

En su tercera visita a Buenos Aires, y al mejor estilo Gerard Hoffnung que, como se sabe, ya tiene sus bodas de platino bien cumplidas, Kuusisto apareció en el escenario con sus músicos vestidos de rigurosa etiqueta mientras él, de cazadora deportiva, blandía su violín con una mano y saludaba con la otra a pulgar levantado.

Ya quebradas todas las normas de la presentación convencional, los músicos se sentaron, empezaron a tocar la obertura de Così fan tutte de Mozart y el paisaje se transformó en una seductora audición, todo pareció pasar de profano a sagrado, de visual a auditivo, con un aura de impecable precisión, de la cuerda floja a la tensa y elegante, como una bailarina en el suspenso momento de equilibrio. Casi no se puede creer lo bien que tocan estos músicos.

Pero algo poco común llamó la atención en la interpretación. Una marcación de los tiempos más neta que de costumbre, un corte como de mosaico en las frases, un tipo de acentuación matemática, algo no demasiado definido que se diferenciaba de la habitual continuidad de tobogán impuesta por Stamitz hace casi tres siglos.

Endiablada exploración

Luego de esta sensación un tanto extraña, el programa continuó con el estreno del Concierto para violín y orquesta de Magnus Lindberg, compatriota de Kuusisto, nacido en 1958. Se trata de una endiablada exploración por todos los recursos inimaginables del violín, ni lineal, ni narrativo...