Las mil y una noches kirchneristas

"La desconfianza es una señal de debilidad", decía una estadista brillante. Lástima que el ejemplo no le sirva de ningún modo a Cristina Kirchner porque quien pensaba con tanta sabiduría se llamaba Indira Gandhi y fue asesinada a balazos por sus propios guardaespaldas. Nuestra presidenta no tiene antídotos contra la legendaria deslealtad peronista. Dentro de un sistema rígido como el kirchnerismo, con conducción encapsulada y compra de amor mediante una caja generosa, donde todo el sistema de gobierno está siempre en sala de espera aguardando en vilo que salga la jefa e imparta las órdenes del día, la tentación es mucho mayor. Cristina le advirtió en público a Amado Boudou, su socio más obsecuente, que no la traicionara y le mandó a sus confidentes a hacerle una marcación hombre a hombre. ¿Puede alguien con tantas reservas pensar seriamente en delegar alguna vez el trono, entregarle a otro el bastón de mando y colocarse en un segundo plano sin miedo a que esa persona le haga lo mismo a ella que su marido le hizo a Eduardo Duhalde? ¿Podemos imaginarnos una delegación semejante?Este falso dilema es hoy el nudo central de la política argentina. Su sola articulación muestra que el coche cristinista no tiene marcha atrás ni punto muerto. Puede que el desgaste económico vaya licuando la imagen presidencial, que en estos días es meritoriamente robusta, aunque eso parece por ahora bastante improbable. El Gobierno no tiene competidores reales, es exitoso en la aplicación de algunas políticas y además cuenta con infinitos recursos para despegarse del ajuste que está realizando. La operación es simple: todos tendrán la culpa, menos ellos.Hay varias frases de estos días que encierran claves sobre los interrogantes de la desconfianza. La primera la produjo el gurú oficial Ernesto Laclau, que proclamó la "reelección indefinida". No sólo nadie salió a refutarlo: parece que a los pocos días le propusieron una embajada itinerante. El gran populista lo estaría pensando; dicen que no quiere perder su jubilación inglesa. Para ser un nacionalista argentino hay que ser un buen ciudadano británico.La segunda frase vino en forma de titular: el diario Perfil aseveró que "el Gobierno le dará luz verde a la discusión para reformar la Constitución". Ningún kirchnerista salió a desmentirlo, salvo quizás el payador Aníbal Fernández, que escribe refranes en la arena. Pero la mejor frase de la semana pertenece a Gabriel Mariotto. Después de reiterar que "no gustó" el partido de Scioli y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR