El mensaje de paz de Djokovic

LONDRES.- Milan Amanovic lo ha perdido todo. Casa, familia, amigos. Le partieron el corazón en partes iguales. Quedó desquiciado, como todos los que se introducen en el teatro de la guerra: aquello no se supera nunca en la vida. Amanovic es serbio, pero nació en Croacia, en el tiempo y en el lugar equivocados; hoy, es un famoso fisioterapeuta. De los mejores. Marian Vajda fue jugador de tenis. Y como suelen hacer los tenistas, anduvo dando vueltas por el mundo lanzando pelotitas sobre las redes. Es eslovaco y es un famoso entrenador del deporte blanco. Igor Cetojevic siempre quiso ser psicólogo. Su arte no se frena en hablar y escuchar, suele meterse en el núcleo del ser humano, investiga al paciente hasta en sus modos alimentarios. Viaja hasta la cama del investigado. Cetojevic es bosnio, vive en Chipre y es un analista de fama mundial. Gebhard Phil-Gritsch, de joven, estuvo obsesionado con la preparación atlética. De grande, se convirtió en un especialista en la creación de grandes campeones, como Thomas Muster. Phil-Gritsch es austríaco y es un afamado preparador físico.Amanovic suele contarle a su jefe los dramas compartidos, historias de hermanos convertidos en enemigos. Largas charlas de café, mezcladas en imágenes del horror. Vajda es casi como un padre para el protagonista de esta historia. No se acuerda que representó a la antigua Checoslovaquia en los Juegos de Barcelona, que fue capitán de la Copa Davis de Eslovaquia cuando cayó el muro y que cuando jugaba apenas cosechó dos títulos. Cetojevic sólo contesta cuando le preguntan. No sabe demasiado de tenis, pero es un experto en sensibilidad: "La guerra de los Balcanes nos marcó a todos a fuego. El tenis puede servir para escapar a la oscuridad". Phil-Gritsch es un dictador que sólo se dedica a lo suyo: convertir en máquina al ser humano.Un serbio nacido en Croacia, un eslovaco, un bosnio, un austríaco. Crisol de hermanos, enemigos por las desventuras de la política, son el sostén en el que se apoya Novak Djokovic, el ídolo serbio, el tenista de la excelencia. Entre todos, unidos, juntos, creen posible el milagro de la paz. Entre todos, buscan más o menos lo mismo: compartir un sueño. El que sostiene al Gran Nole: si le gana hoy a Jo Wilfried Tsonga, en la Catedral, desde las 9 de nuestro país, será por primera vez número 1 del ranking. Y finalista de Wimbledon, claro.Ellos son su motor. Su cable a tierra. El reposo en el que debe relajarse el guerrero. Cuando sale a la pista, Nole juega contra...

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