Hay lecciones de vida y de esperanza que deberían aprenderse

No se trata de establecer comparaciones que, además de ser odiosas, resultan imprecisas y, a veces, de imposible confección. Medellín no es Buenos Aires, ni Buenos Aires se asemeja a esta Medellín. Se trata sólo de practicar un ejercicio de imaginación y, si se quiere, otro de reflexión.¿Por qué Buenos Aires no puede avanzar -más allá de algunos ejemplos puntuales y casi únicos- en un proyecto serio de urbanización de las villas? ¿Es tan difícil imaginar esos espacios y sus habitantes integrados a la ciudad, más que segregados? ¿Suena utópico y hasta infantil suponer que dos gobiernos se pueden poner de acuerdo para no superponer esfuerzos, dineros, planes y proyectos? ¿Es que las mezquindades políticas siempre van a estar por encima del sentido común?Medellín parece haber superado esos dilemas. Eso sí, lograron ponerse de acuerdo cuando se dieron cuenta de que el avance del narcotráfico, de la violencia y de la corrupción amenazaba con borrar a todos del mapa. Literalmente. Ese acuerdo programático que rindió frutos y se mantiene en el tiempo, en realidad, nació casi como un desesperado acto de supervivencia.Buenos Aires, es cierto, está a años luz de un proceso de descomposición social tan grave. Pero cada porteño sabe también al poner un pie en la calle cada mañana, que no transitará por un lecho de rosas. Medellín, aun hoy, es infinitamente más peligrosa que Buenos Aires. El área central de Medellín está literalmente copado por los vendedores ambulantes. Aquí las bicisendas están en una etapa embrionaria, podría decirse. Lo mismo que el sistema bicing.Recién por estos tiempos en la alcaidía se habla de un plan para peatonalizar el área central y evitar el tránsito vehicular por ese dinámico -y peligroso- sector. Las calles de Medellín a toda hora son extremadamente más limpias que las de Buenos Aires. No hay grafitis en las paredes ni pintadas políticas, ni pegatinas en las paredes. Aquí la gente se siente "parte de". Aún en los barrios más pobres se respeta el espacio público. Nadie rompe. Nadie vandaliza el mobiliario urbano.Los ejemplos cívicos abundan. En las últimas elecciones hubo un cambio de roles interesante. El gobernador de la región, Aníbal Gaviria, aspiraba a ser alcalde de...

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