El Kremlin, bajo presión: cada vez más frentes abiertos desafían a Putin

PARÍS.-Para los en Sochi, que deben comenzar el 7 de febrero, todos temían que no hubiera nieve. Pero el presidente ruso, , ordenó almacenar 450.000 metros cúbicos de copos compactados y los meteorólogos comenzaron a afirmar que caerán del cielo entre dos y siete metros. Sin embargo, cuando todo parecía bajo control, otras amenazas, mucho más complejas, comenzaron a acosar al zar del Kremlin.El doble atentado de la semana pasada, que costó la vida a 34 personas, también hizo estallar en pedazos la dinámica positiva creada por la liberación de Mikhail Khodorkovski y las Pussy Riot, pocos días antes. Hoy, Rusia está de duelo y Putin, sometido a una intensa presión.Periodistas y blogueros critican con virulencia la incapacidad de las autoridades de proteger a la población. Sobre todo cuando el enemigo está identificado y sus ataques fueron numerosos en la última década. Ese enemigo, el jefe rebelde Doku Umarov, autoproclamado "emir del Cáucaso", parece disponer de células capaces de sembrar el terror a miles de kilómetros de las montañas donde vive atrincherado.El país no había conocido semejantes ataques desde el 24 de enero de 2011, en el aeropuerto de Moscú, donde hubo 37 muertos. En los tres casos, el blanco escogido fue un sitio público muy frecuentado, donde las víctimas son civiles sin ninguna conexión con la agitación en el Cáucaso o con los Juegos Olímpicos."La lucha contra el terrorismo proseguirá hasta su total eliminación", advirtió Putin el 31 de diciembre, en un mensaje a sus administrados. Pero los rusos, escépticos, se formulan la misma pregunta una y otra vez: ¿Por qué los dirigentes de los servicios de seguridad jamás son sancionados por sus fracasos?Él mismo ex agente de la KGB y ex director del FSB (heredero de la KGB), jamás critica esa enorme administración destinada, ante todo, a proteger el Estado. "El FSB dispone de fabulosos recursos presupuestarios, mientras la sociedad civil no posee ningún control, ni siquiera una somera información sobre sus actividades", señala Irina Borogan, experta en servicios de seguridad.Por esa razón, el presidente ruso camina sobre brasas. No sólo quiere evitar a cualquier precio una intensificación del separatismo, sino probar a sus administrados y al resto del mundo que, además de sus éxitos internacionales, es capaz de garantizar la seguridad de los Juegos Olímpicos, uno de sus proyectos estrella, y ejercer un control total sobre su país.Esa estrategia comenzó con la liberación de su "prisionero...

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