La nada: Independiente siempre deja la reacción para mañana

Nada. Independiente no dejó nada. Hace rato que todo lo que hace queda en el aire. Lo poco que construye se desvanece. Las insinuaciones se esfuman. Las intenciones se evaporan. Sólo ellos, los jugadores, sabrán si es un tema mental, físico o técnico. Porque ahora, ya sin Brindisi y con De Felippe, habrá que empezar a hablar de un plantel que se mueve como si tuviera cadenas de ancla y candados oxidados en sus rodillas. El 0 a 0 con Independiente Rivadavia, de Mendoza, otra vez recalentó el clima contra el presidente Cantero (ver aparte), pero las soluciones urgentes, las que el hincha quiere, las de un equipo competitivo que, al menos, muestre una pizca de entusiasmo en busca de la pronta vuelta a primera, habrá que rastrearlas por otro costado del Libertadores de América.Es cierto que los Rojos no tienen estrellas ni están para grandes lujos, pero tampoco cuentan con un plantel tan flojo. Por nombres, deberían acumular más que estos tres puntos en cinco fechas. Claro que nadie vive de los apellidos y la realidad es mucho más oscura. Si todavía no ganaron en la B Nacional no fue por culpa de Cantero, que en los últimos tiempos se equivocó, y mucho. Tampoco se resumió en una responsabilidad exclusiva de Brindisi, pese a las dudas del entrenador. Mucho menos de De Felippe, con apenas cuatro entrenamientos. Son ellos. Son los jugadores, muchos de los cuales también estuvieron con Gallego. No pueden. Aunque tratan, no pueden. Nunca se bajaron del tobogán que los llevó al descenso. Y los que llegaron se contagiaron enseguida. La cuestión será desbloquearlos. Por eso se subraya con fluorescente la palabra confianza.Independiente se topó anoche con el conjunto más débil de todos aquellos con que se enfrentó en el ascenso y no le generó una situación de peligro real. Todo quedó en merodeos intrascendentes. Es más, de no haber sido por las limitaciones de los mendocinos, que hasta ahora tampoco ganaron y que tenían al DT Trotta en la cuerda floja, la hubiera pasado bastante peor.No consigue soltarse Montenegro, del que todos esperan una jugada mágica. Falla pases y pierde cada vez que se le tiran a los pies. No puede sentirse a gusto como delantero ni como atacante. Aquellas hazañas de Rolfi parecen haber quedado grabadas en los videos. Si todavía se recuerda su pegada... Él, el cerebro, no consigue entenderse con Zapata, en la derecha, ni con Mancuello, en la izquierda. Tampoco pudo asociarse con Pisano, que entró por Adrián Fernández y que no dio la claridad...

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