De ilusiones también se vive

De todos los afiches callejeros de gran porte que por estos días promocionan espectáculos teatrales desde la vía pública porteña, hay uno que despierta la atención de manera casi inevitable. Cuesta escapar a la curiosidad de recorrer con la mirada el desfile de nombres ligados al inminente estreno de un show que lleva como título Nada es imposible .El despliegue de plumas y bikinis que recorre el anuncio es la promesa a simple vista de un clásico show revisteril. Pero más nos importa encontrar allí, también sin esfuerzo, algunos nombres propios bien conocidos gracias a la televisión. Ellos tratarán de aprovechar de este modo el tiempo ocioso que les deja la pausa veraniega de ShowMatch.La última en llegar a la edición 2012 de "Bailando por un sueño" ocupa uno de los lugares preferenciales del amplio y llamativo letrero. Magdalena Bravi (Magui para todos) estaba hace exactamente un año "internada" en un hotel de General Rodríguez, iniciando el camino que la llevó en mayo último a ganar el segundo Soñando por bailar y, con ese título, el pasaporte para entrar en la gran troupe de artistas de variedades bastoneada por Marcelo Tinelli.A Magui Bravi le cabe más que a cualquiera de sus compañeras de elenco (incluyendo a la simpática Alexandra Larsson) el título de la obra que en muy pocos días iniciará su camino en el teatro Broadway. No será ni por asomo una genuina novedad (como tantas otras de su tipo responde a necesidades de corto plazo y rápido aprovechamiento de la exposición televisiva), pero en el caso de la ex azafata esta presentación casi estelar en una sala tan característica de la avenida Corrientes puede significar el despegue hacia la carrera que seguramente imaginó en el momento de anotarse para participar del reality organizado por Ideas del Sur. Un camino que, por lo visto, ofrece en los últimos tiempos mucha más vidriera que resultados. Y lo único que garantiza es una expectativa mediática desmesurada que puede volverse en contra de sus supuestos beneficiarios.Nueva generaciónLos viejos concursos de talento encontraron una segunda vida en esta larga etapa impuesta por las reglas de la televisión-realidad. A diferencia de las fórmulas tradicionales, esta nueva generación de talent shows se nutre de la savia realista para que quede claro, entre otras cosas, que los participantes aceptan pagar el alto precio de la renuncia casi completa a su privacidad. En el momento en que un puñado de aspirantes se aproxima a la instancia...

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