El fracaso del blanqueo

El Gobierno ha renovado hasta fin de año la vigencia del http://www.lanacion.com.ar/1611212-cedin-solo-ingresaron-us-28-millones-cumplida-la-mitad-del-tiempo-del-blanqueolanzado en junio pasado. Los resultados conseguidos hasta ahora han sido paupérrimos: apenas se acogieron en los primeros tres meses a esta facilidad 1930 contribuyentes, que aportaron 379 millones de dólares, un monto muy bajo comparado con la expectativa oficial de alcanzar los 4000 millones y, también, al contrastarlo con los fondos exteriorizados en el de 2009, que ascendieron al equivalente a unos 4700 millones de dólares.El http://www.lanacion.com.ar/1625420-sumo-otros-us-36-millones-el-blanqueo-pero-sigue-sin-arrancartitulo-2x2-cpo28-mes-xn-truplenera esperable por diversos motivos que resultaban evidentes al momento de su anuncio para cualquier analista privado. Hasta ahora, todos los blanqueos llevados a cabo por la Argentina se habían basado en la reincorporación de fondos "negros" al circuito "blanco". Podía ello implicar la obligación de repatriación de los fondos, pero en este caso las autoridades decidieron dar un paso más: para blanquearlos en este caso debían ser transferidos a las arcas del Estado.Quedaba así claro que el objetivo de las autoridades no era entonces invitar amablemente a los capitales a retornar al circuito formal, sino capturar fondos que permitieran emparchar las alicaídas cuentas públicas. Invitar a esos capitales a suscribir instrumentos del Estado en momentos en que el riesgo país se sitúa en niveles muy elevados ha sido una muestra más del aislamiento en la toma de decisiones. El riesgo soberano argentino es altísimo, en parte por el juicio que llevan a cabo los holdouts en Nueva York, y en parte a raíz del riesgo que supuso la instauración de las restricciones en el mercado cambiario. Con tan altos niveles de desconfianza, el fracaso del blanqueo era perfectamente previsible para cualquier persona con un poco de sentido común aunque no para su mentor, el secretario Guillermo Moreno. Ni siquiera su metodología patoteril fue esta vez persuasiva para atraer empresas al blanqueo.Adicionalmente, la Argentina ya había efectuado un blanqueo de relativo éxito en 2009. Sumar una nueva operación a tan poca distancia temporal de la anterior presentaba tres contraindicaciones. En primer lugar, podía generar la sensación internacional de que la Argentina es un paraíso para el lavado de dinero, minando la credibilidad de los discursos de nuestra Presidenta...

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