Sin la euforia de otras veces, Moyano celebró el paro y ya proyecta nuevas medidas

A no le alcanzaban los ojos para pispear las cinco pantallas. El quinto piso de Azopardo 802 se había transformado en una suerte de comité de campaña. Gerónimo Venegas recibía las cifras de adhesión que le llegaban desde las seccionales del interior y el resto de los dirigentes seguía el paro con la mirada estampada en la televisión. La sala se alteró cuando Moyano comprobó que tres de las cinco señales televisivas habían levantado su transmisión en vivo desde la para exhibir al ministro del Interior y Transporte, .Apenas unos minutos después, Moyano irrumpió en la planta baja y desplazó a su ladero Omar Plaini del eje de la conferencia de prensa. "La adhesión es de casi el 85%, el paro es contundente en todo el país", lanzó cuando todavía no era el mediodía. Fue una réplica al ninguneo con el que había tratado a la huelga el jefe de Gabinete, , que sostuvo que el 75% de la gente fue a trabajar.Al margen de la guerra de cifras, Moyano, como el resto del sindicalismo opositor, no se mostró tan eufórico como el 10 de abril pasado, cuando había activado un paro nacional con la adhesión total de los gremios del transporte."La adhesión fue muy alta a pesar de que el Gobierno utilizó todo el aparato estatal para impedir esta jornada. Hasta presionaron y exigieron a dirigentes", acusó Moyano. Su mensaje aludía a Roberto Fernández, jefe de los colectiveros de la UTA, quien le quitó a último momento el apoyo a la huelga.Pero el camionero tensó aún más el vínculo con los gremios que se mantienen alineados con la Casa Rosada: "Coinciden con los reclamos, pero dicen que no es el momento. Pero ¿cuándo es el momento? La inflación y el impuesto a las ganancias devoran ahora los salarios, y la inseguridad es cada vez más amenazante y temerosa. Yo ya no hablo con ellos".Como casi todos los días, Moyano salió de su casa de Barracas con las primeras luces del día. Ordenó ir directamente a la CGT. Montó allí su búnker y recibió a sus aliados con un asado en la terraza. Siempre se mostró triunfalista y designó diferentes voceros para mantener abierto el fuego retórico con los funcionarios del Gobierno. Su hijo Facundo cuestionó al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que no sólo relativizó el impacto...

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