Edgardo Bauza: 'El equilibrio es el secreto del éxito'

La vida es una aventura fascinante el día después de un 5-0. El invierno se convierte en primavera el día después de un 5-0. No hay oscuridad, no hay laberintos, se acaba la crítica y la soledad el día después de un 5-0. Edgardo Bauza sonríe, camina por las calles de Puerto Madero liviano y entero, el día después del extraordinario triunfo de San Lorenzo sobre Bolívar, trampolín ideal camino a la primera final azulgrana de la historia en la Copa Libertadores."El fútbol es maravilloso y traumático. Yo llegué a un equipo campeón, imaginate, un técnico nuevo que tenía que conocer al plantel, verlo desde adentro, en las charlas, en los mensajes directos. Sabía que llegaba con la obligación de pelear por todo. Y que era el último campeón, algo totalmente diferente para un entrenador que suele entrar con un equipo derrotado. Yo siempre sentí la presión, la obsesión, la locura por ganar la Copa. La disfruté y la sufrí día a día", cuenta el jueves de sol, que derrite exagerados elogios que hoy son parte de la escenografía. Los mismos volátiles que hasta ayer nomás lo señalaban con el dedo."¡Tuve que defenderme de cada crítica…! Porque pasé malos momentos, nunca desconfié de mí, pero el medio suele ser cruel. Que éramos mezquinos, que no atacábamos, que les daba la orden a los jugadores de que sean defensivos. Que no podían pasar la mitad de la cancha… Yo creo en el equilibrio. Soy un fanático del equilibrio. Defender y atacar, con el orden como premisa. Y lo repito ahora, después de los cinco goles", insiste hoy, una brisa de sensatez entre la borrachera de goles y amores desmedidos.Cuenta ahora, cuando el mundo futbolero doméstico lo recrea rubio, simpático y de ojos azules, que hubo un clic. Un antes y un después que marcó a fuego el sendero. Se acababa todo, parecía, aquella noche del 20 de marzo en Santiago. Unión Española 1-San Lorenzo 0, el principio del fin se avizoraba. Ése fue el puntapié, según la palabra del Patón, analítico y sensitivo. "Cuando parecía que nos iba a llevar la tormenta, cuando me iban a llevar puesto, sentí que habíamos encontrado algo. Fue esa noche, que casi quedamos afuera de todo. Entro en el vestuario y todos estaban destruidos, con la cara de culo más grande. Les dije que ese día, esa noche, habíamos encontrado el equipo y al grupo. Que a partir de ahí empezaba una nueva etapa; no era sanata, lo sentí, lo vi. Tengo experiencia, no soy un improvisado. Ahí empezó todo", se afirma en ese pasado imperfecto.–Pero casi se quedan afuera...

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