Dwayne Johnson, la roca de Hollywood

Lo primero en que debe haber pensado Dwayne Johnson cuando se convirtió en la figura mundial más taquillera de la pantalla grande en 2013 es en el momento, lejano en el tiempo pero seguramente muy cercano en la conciencia, en que su madre y él debieron abandonar el pequeño departamento que ocupaban en Honolulu tras una orden de desalojo. La mujer, que limpiaba casas, no podía pagar los 180 dólares al mes que le pedían por el alquiler de ese monoambiente en la capital de Hawai.

En ese momento, Johnson tenía 15 años y una precoz vida de trotamundos. Nació en Hayward (California) hace 42 años, pero su padre canadiense, luchador profesional, viajaba de aquí para allá por su profesión. El pequeño lucía, en cambio, rasgos étnicos más cercanos a la identidad de las islas del Pacífico, porque su madre había nacido en Samoa. Tal vez por eso Hawai fue el único lugar de cierta estabilidad en medio de un cuadro familiar que exigía tener todo el tiempo el equipaje listo. En esas islas vivían su abuelo materno, también luchador y dos tíos a los que todo el mundo conocía profesionalmente como "los salvajes samoanos".

Antes de decidirse a seguir ese mandato y transformarse en The Rock, una de las grandes estrellas del circuito de lucha profesional en Estados Unidos en las últimas décadas, Johnson no la pasó bien. Sus largas sesiones de entrenamiento coincidían con entradas permanentes a las seccionales de policía. Sufrió arrestos por robo, vandalismo, asalto a mano armada y estafas.

Hasta que la eterna gira familiar se detuvo en su caso en una escuela secundaria de Pensilvania, donde los entrenadores deportivos le encontraron dotes ideales para lucirse en el campeonato escolar de fútbol americano. Pero el proyecto de hacerse fuerte gracias a ese deporte en el terreno universitario (que lo llevó de Miami a Calgary, Canadá) no salió bien y debió regresar a la casa paterna, en Tampa, con apenas 7 dólares en el bolsillo. De allí en más, la lucha profesional fue su salvación y el trampolín perfecto para llegar al cine.

En 2001 consiguió su primer papel importante en La momia regresa, donde interpretaba al Rey Escorpión, que luego tuvo su película propia. Allí (y en varias películas más) apareció en los créditos con su nombre de batalla en los rings, The Rock (la roca). Hasta que en 2004, en la fallida llegada al cine del Súper Agente 86, se produjo un nuevo comienzo: por primera vez las carteleras y marquesinas de Hollywood lo presentaban con su nombre y...

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