El desafío del crimen organizado

El caso del avión de la empresa nacional Medical Jet, que fue detenido en España con 944 kg de cocaína, refleja un hecho evidente y trascendental: la Argentina ya es un espacio clave para la geopolítica global de las drogas y un territorio cada vez más fértil para el avance de una asertiva criminalidad organizada de alcance transnacional.Lo anterior exige tener, al menos, un diagnóstico preciso de nuestra situación concreta. Eso, a su vez, demanda eludir perspectivas dogmáticas (ya sean ideológicas o partidistas), miradas de corto plazo (sólo atentas a la coyuntura política o electoral) y medidas de eficacia simbólica (que nunca facilitan la eventual resolución de un problema agudo). Tres asuntos fundamentales ameritan un análisis ponderado.En primer lugar, es importante reconocer que cada país "tiene" el narcotráfico que le "corresponde" de acuerdo con su particular experiencia histórica, social y política. Por ejemplo, las formas y lógicas que han conocido Colombia y México en cuanto a la evolución y expansión del narcotráfico son diferentes.En el caso del país andino, los primeros poderosos carteles de las drogas emergieron y se encumbraron en el contexto de un proverbial debilitamiento del Estado, de una sociedad bastante fracturada, ante los ojos impasibles de las elites tradicionales y en un ambiente geoespacial de gran diversidad regional.En el caso mexicano, los principales carteles de las drogas surgieron, en buena medida, con el consentimiento, a nivel federal y estadual, de un Estado centralizado y monopolizado por décadas por el aparato político-institucional del PRI (y sus sectores de apoyo) que, a pesar de que superficialmente mostraba signos de fortaleza, se encontraba en un proceso de enorme fragilidad ante el auge de la corrupción, el desquiciamiento policial, la parálisis de la Justicia, la desorientación del establishment mexicano y el silencio connivente de Washington.Con sus respectivas especificidades, el desarrollo del narcotráfico en uno y otro país adquirió contornos dramáticos. En los dos casos, paradójicamente, la "desprotección" del Estado -entendida como la ausencia o el quiebre de algún rol, directo o indirecto, en el fenómeno de las drogas- fue un incentivo para una virulencia descontrolada entre mafias y contra las autoridades.En Colombia, hubo dos claras mutaciones: de los grandes "carteles" se pasó a lo que algunos denominan boutique cartels o "cartelitos", al tiempo que los "barones de la droga" ( druglords ) se...

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