Los Derechos Humanos en la nueva doctrina de la CSJN.

AutorEduardo Alfonso Depetris
Prelusión

Toda norma, más allá de su contenido, se desenvuelve dentro de un contexto determinado, dentro de una realidad, de lo contrario sería una mera abstracción conceptual; es por ello la necesidad de este liminar desarrollo de la realidad que vivimos y como llegamos a la misma.-

Nuestro pais, la República Argentina, está habitado por muchas personas de buena voluntad, educadas, inquietas, con imaginación; y él, como tal, tiene enormes riquezas naturales, pero al mismo tiempo no logramos resolver problemas estructurales que se han convertido en endémicos, entre ellos el problema de la corrupción, la desocupación, la marginalidad y sus consecuencias.-

La crisis social que produce el desempleo, afecta aproximandmente a 1 de cada 6 personas y agrava la situación de la mitad de las familias argentinas.- Uno de cada seis argentinos busca trabajo y no lo encuentra, circunstancia esta que es un mentís al argumento de que los desocupados lo son porque quieren, ya que cifras tan elevadas de desocupación no son consecuencia de decisiones personales de no querer trabajar, y el INDEC realiza sus evaluaciones en base a personas que se encuentran buscando trabajo.-

Por otra parte, la desocupación en Argentina no es consecuencia de una revolución tecnológica, sino consecuencia de la aplicación de una política económica que premia la especulación y no el trabajo productivo.-

La percepción de la necesidad del trabajo, que es siempre participación en la lucha colectiva por la vida, sigue siendo el principio de realidad que estructura las personalidades, que justifica las obligaciones respecto del propio futuro, de la familia y de la sociedad.-

El fenómeno del desempleo no es solo un problema individual, sino que es también de carácter social y familiar.-

Más o menos el 55% de las personas tiene un desempleado en su núcleo familiar, o sea que muchos están contribuyendo a sostener un desempleado en su familia; a ello debe agregarse que más de la mitad de quienes tienen trabajo, por esta misma realidad, hoy temen perderlo, lo que aneja un nuevo problema al núcleo familiar.

El desempleo que en una época pensamos que era temporario, terminó por arraigarse y engordar cada vez más las incómodas cifras del INDEC; hoy se ha convertido en un fenómeno estructural.- Lo trajeron para que se quede.-

El año 2004 comienzó con 2,4 millones de desocupados.-

"El desempleo masivo de los 90 no es el resultado de la maldad intrínseca de algunos decisores... ocurre que la élite empresaria y económica de esos años obtenía tasas de ganancia satisfactorias con la mitad de la población fuera de la sociedad.- De allí que el problema de la desocupación masiva tiene una raigambre en la "racionalidad" económica de los grupos dominantes, a la vez que es una cuestión política, pues no será este mercado el que de modo "espontáneo" resuelva un problema que es más bien percibido como un "daño colateral", cuando no una ventaja. El modelo concentrador puede funcionar con poca gente adentro. En su lógica de acción interesan los consumos de los grupos solventes de ingresos altos y medios y la exportación; puede prescindir del mercado interno a gran escala.-

"Es el antifordismo: no necesita que los obreros consuman lo que el sistema produce.- Más aun, la existencia de desocupados es funcional al modelo de concentración; así es posible manejar a antojo los salarios y las condiciones de trabajo. Es el mejor ataque contra la legislación protectora de los trabajadores y contra la acción sindical. El excluido siente que progresa cuando consigue un puesto para ser explotado.-"1

Esta crisis social y la dificultad para crear empleos trae como consecuencia:

1) Una pérdida del espacio de socialización de los lazos que surgen del trabajo.- El trabajo es el primer lazo que integra a las personas a la sociedad, a la vez que es el medio de subsistencia. No siempre ha tenido esa función y es posible que en el futuro cambie su naturaleza, pero por ahora es la base del contrato social y la condición para un modo de vida digno y normal.-

2) ...

3) La pérdida de la instancia de promoción social basada en el esfuerzo.- Ya que de la misma forma que el trabajo es una matriz de oportunidades y crecimiento, el desempleo y la desocupación laboral se transforman en fuente de privaciones y en males sociales.-

4) ...

5) Y como consecuencia de todo ello, la falta de integración social que vivimos.- El trabajo es sin lugar a dudas el área de realización personal y de intercambio social y el desempleo ya no es solo la exclusión social sino una negación que desestructura la vida, anula lo social y lleva a punto muerto el desarrollo socio/intelectual.-

Toda esta manifestación de declinación social de amplios sectores sociales los coloca en una situación de vulnerabilidad.-

Esta vulnerabilidad es consecuencia de las mutaciones del trabajo y los cambios que se advierten cuando se pierde el empleo, cuando se busca alguno que no se consigue, cuando se deterioran los ingresos, cuando la estabilidad laboral ya no está presente, cuando se pierde la jerarquía laboral, el nivel salarial, la posición social, cuando la capacidad de consumo ya no es como antes.

También las pérdidas involucran las esferas afectivas y de la intimidad, tales como los roles familiares que se mutan según quien sea el que en lugar del padre ahora provee el pan.-

La vulnerabilidad alude, en términos generales, a una situación parcial de inclusión/exclusión en cualquiera de las esferas económica, social, cultural y política lo que implica riesgos e inseguridad.-

La vulnerabilidad como tal puede llevar a la exclusión social (total o parcial) pero no necesariamente, ahora bien, siempre potencia la hiposuficiencia no solo de los trabajadores, sino de amplios sectores sociales que quedan en manos de la dádiva y los caudillos que pueden distribuirla.-

La solución pasaría por desarmar el ejercito de reserva de desocupados, lo que significa pasar de las prácticas clientelistas, cuyo actor social es el asistido, a un funcionamiento económico con eje en el asalariado/consumidor, capaz de sindicarse, participar en partidos políticos y ejercer, ni más ni menos, sus derechos ciudadanos.-

Las tasas más altas de desocupación antes de 1990 rondaron el 6%. En la segunda mitad de la década de 1990 la tasa más baja de desocupación fue de 12,4 en 1998 y se llegó a tasas cercanas al 30%.-

Aproximadamente el 60% de la clase obrera argentina se encuentra en la posición de "población sobrante para el capital", lo que no significa que disminuya o pierda centralidad, ni que nos encontremos ante la extinción del trabajo.-2

"Estamos frente a las cercanías de un “jaque mate” social, estamos frente a una considerable y gravísima ola de desocupación, que de no trabajar tipo epidemia, emergencia-catástrofe, se puede transformar en una pandemia con consecuencias muy serias: el desempleo y la precarización laboral están cristalizando la desigualdad social argentina a partir de las diferencias en las oportunidades de inserción, que provocarán tensiones de difícil resolución." 3

"Para los que perdieron todo, las definiciones expresan sensaciones de agobio, frustración y desesperanza, cargadas de pesimismo; en el caso de los que experimentaron pérdidas parciales o disminuciones la mirada es menos dramática y hasta optimista. Una cuestión destacable que probablemente opera de manera inconsciente en ambas situaciones, es la de situarse en el presente como una manera de eludir un futuro incierto o cargado de obstáculos que les impide proyectarse.

"Cabe señalar que quienes perdieron el equilibrio y cayeron al vacío al desaparecer las redes de contención social presentes hasta los 80, integran una franja que reviste ya el carácter de excluidos sociales, después de haber atravesado por la condición de vulnerabilidad.

"Cuando se habla de inclusión se alude a un concepto multifacético que se dirime en diversas esferas interrelacionadas de las que se pueden priorizar las que significan integración económica, social, cultural y política (Minujin, 1998).- El concepto de exclusión, en consecuencia, es la contrapartida del de inclusión.-"4

La exclusión duradera, incluso defintiva, de un número creciente de individuos del mundo del trabajo, no es sólo una patología social de amplio espectro con efectos económicos y culturales devastadores (aumento de la toxicomanía y de la criminalidad, trastornos mentales, suicidios, marginalización de la juventud, racismo); equivale también a una verdadera privación de ciudadanía, a una ruptura del contrato republicano.- Cuando el fenómeno afectaba tan sólo a una pequeña minoría y era pecibido como temporal, podía ser digerido por el sistema. Transformado en masivo y afectando a todas las edades y sectores, supone el desgarro del tejido social.-

En pocos años, Argentina ha pasado de ser el país más igualitario de América Latina -en algunos períodos incluso de América toda- con tasas históricas de desocupación muy bajas, a tener alrededor del 32% de la población desocupada o subocupada; más de la mitad de sus ciudadanos sumergidos en la probreza, la miseria y la ignorancia.-

Esto no es casual ya que en Argentina, el discurso neoliberal, acompañado por el ruido de las armas, impuso las nuevas condiciones, a partir del golpe de Estado de 1976, cuando mediante la toma del gobierno por sus cuadros militares, el capital financiero se aseguró el control total que le permitió implementar las políticas afines a sus intereses, necesarias para adecuar el país a las nuevas condiciones que pretendían imponer en el nuevo órden capitalista.-

Luego perfeccionaron su estrategia, usaron al partido popular más numeroso, usaron la democracia formal, y produjeron la segunda década infame, período en el que culminó la implantación del proyecto neoliberal en nuestro pais, de cuyas consecuencias nos estamos ocupando.-

Así las cosas, tenemos que hoy el paradigma laboral es: máxima jornada de trabajo con mínimo salario, empleo precario...

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