La curiosidad por develar un enigma

"Ese sillón tiene dueña", advirtió Mirtha Legrand en el teléfono, un poco en broma y para sumarse a la atmósfera distendida y cómplice que rodeaba a la mesa. Muy nerviosa, según confesó, aunque por iniciativa propia, Juanita Viale quiso reemplazar a su abuela convaleciente en los legendarios almuerzos. Tuvo suerte, porque los invitados –muy especialmente Sebastián Wainrach, Guillermo Coppola y Coco Sily, los tres acostumbrados de distinto modo al paso de comedia o al humor franco, aunque en algún caso pueda ser grueso– ayudaron a que la actriz sorteara las dificultades de lo que parece ser un fugaz debut."No puedo ser yo todo el tiempo", dijo Juanita al aire, siempre renuente a ventilar su vida personal y más cómoda en el refugio que le ofrecen los personajes de ficción. Fresca, capaz de burlarse un poco de sí misma y elegantísima, jugó con su propio enigma con la soltura de quien se siente cómodo frente a las cámaras. "Te agradezco mucho, abu, hoy el programa es mío", quiso detener en un momento, sin herir, la catarata telefónica de una Mirtha incontinente."Me encanta la co-conducción telefónica", deslizó en otro momento, anteayer, sin perder nunca el equilibrio ni la compostura.Una extensa serie de complicidades contribuyó con la comodidad de la inesperada anfitriona. Con mucho oficio en el arte de la...

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