Cuestión de Estado

P asan los años, se habla demasiado de la violencia en el fútbol, pero se hace poco. O nada. Hoy, a sólo cuatro días del comienzo del torneo Inicial, algo pasará: en un acto en la Casa de Gobierno, la presidenta Cristina Kirchner y dirigentes del fútbol anunciarán un nuevo sistema de ingreso en las canchas. Uno de los oradores centrales será Florencio Randazzo, ministro del Interior y Transporte, padre del nuevo proyecto: la compra de 1000 maletines que, en su interior, tienen aparatos que toman las huellas digitales para identificar a los que hayan cometido incidentes en los estadios. Si bien el sistema es de complejo uso y adecuación, se pretende utilizarlo cuanto antes, probablemente en las primeras fechas de este mismo certamen.Así se dará un golpe de efecto en la dirección que siguió la mayoría de los países del mundo en la materia: la participación activa del Estado. "El Estado debe afrontar este problema con una clara política pública." El autor de la frase es el brasileño Paulo Castilho, el director del departamento de la defensa de los derechos del torcedor, que estuvo recientemente en nuestro país, en el Congreso en la III Jornada Internacional de Debate, Fútbol y Sociedad. "Hemos reducido los problemas a cero", afirma optimista Castilho, oriundo de San Pablo, que comenzó a trabajar con éxito en la ciudad más poblada del continente y luego su labor fue imitada en todo el país vecino. Colegas brasileños han confirmado el éxito de su plan y que, en los estadios y sus adyacencias, casi no hay incidentes. Entonces, nace la pregunta: ¿qué realizó Brasil para bajar la violencia y qué cosas se pueden aplicar en nuestro medio? Veamos:1. "Una de las primeras cosas que hicimos fue censar a las torcidas y organizarlas. Me reuní con los líderes para conocerlos, orientarlos y controlarlos. Trabajamos siempre con el foco en la prevención", dijo Castilho, designado por la Procuraduría General de Justicia de San Pablo en 2006. En cierta forma, acá se intentó realizar lo mismo con Hinchadas Unidas Argentinas, pero el eje era muy distinto: se buscaban ventajas para los barras en lugar de trabajar en la prevención, tal como hizo énfasis Brasil.Igualmente hay una diferencia, según marca Castilho: "La Constitución de Brasil reconoce el derecho de las personas para asociarse; por lo tanto, las torcidas organizadas son mecanismos legales. Por eso, como Estado, les ordenamos que se constituyan bajo los reglamentos exigidos. Caso contrario, estamos frente a una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR