Crisis financiera global (I)

AutorMirador Internacional
Gran Bretaña anunció un millonario plan de rescate

El gobierno británico nacionalizará en forma parcial a ocho bancos en crisis e inyectará liquidez

Casi una semana después de que Estados Unidos lograra aprobar el histórico salvataje financiero, el ministro de Economía británico, Alistair Darling, anunció un gigantesco plan de rescate que prevé una inyección de liquidez de 200.000 millones de libras (260.000 millones de euros) para apoyar al sector bancario.

El gobierno anunció igualmente una recapitalización de ocho grandes bancos británicos que podría elevarse hasta 50.000 millones de libras (65.000 millones de euros).

Independientemente del desembolso millonario del gobierno británico para intentar estabilizar su sistema financiero, poco después de hacer ese anuncio, Darling aseguró que ese vasto plan de rescate bancario "es un paso adelante importante, pero no el único". "No descarto nada, haremos todo lo necesario", afirmó.

Los ocho bancos apoyados por la medida son el Abbey, que pertenece al primer banco español, el Santander, Barclays, HBOS -que está siendo comprado por el Lloyds TSB-, HSBC, Lloyds TSB, Nationwide Building Society, Royal Bank of Scotland y el Standard Chartered. En tanto, todas las entidades mencionadas confirmaron su participación en el plan de recapitalización.

Después de conocerse la medida, el primer ministro británico, Gordon Brown, afirmó que el plan de rescate es "audaz" y de "amplio alcance", durante una pronunciación en su residencia oficial del número 10 de Downing Street junto al ministro de Economía, Alistair Darling. El premier agregó que "el programa de estabilidad y reestructuración es completo y específico".

"El programa está pensado para restablecer la confianza en el sistema financiero y, más aún, para situar al sistema bancario británico sobre una base sólida a fin de que pueda apoyar empleos y (brindar) prosperidad en toda la economía", dijo Brown.

Según una encuesta realizada por la Cámara Británica de Comercio (BCC) entre 5000 empresas y difundida ayer, Gran Bretaña ya se encuentra técnicamente "en una recesión que empeora" y enfrenta la doble amenaza de una desaceleración de la actividad económica y un aumento del desempleo.

Este plan para estabilizar el sistema bancario, que según las primeras estimaciones costará a los contribuyentes unos 100.000 millones de dólares, está basado en un modelo utilizado por el gobierno socialdemócrata de Suecia en la década del 90 para rescatar sus bancos de una crisis financiera local. El gobierno sueco adquirió acciones en más de una docena de bancos para venderlas cuatro años más tarde, cuando la tormenta económica había pasado, sacando así una buena ganancia.

Ya no hay paquete que pueda tranquilizarlos

La desconfianza de los dueños del dinero sigue superando cualquier intento de las autoridades por detener el colapso financiero. La banca central estadounidense anunció otro auxilio a bancos y empresas, pero al mismo tiempo reconoció que la recesión es inevitable.

La voracidad de la crisis sigue tornando inútiles todas las medidas que se lanzan para equilibrar el sistema financiero. La impaciencia del mercado hace fracasar cualquier intento, incluso antes de su puesta en práctica. Ayer se vio otra muestra de ello en Estados Unidos. La Reserva Federal (banca central estadounidense) anunció un plan adicional para comprar fuertes sumas en deuda comercial de corto plazo con el objetivo de reactivar el crédito, que se encuentra virtualmente congelado. Sin embargo, minutos después de dar a conocer la noticia, la Bolsa de Nueva York que perdía 2 por ciento aceleró su caída hasta 6 por ciento. No alcanzó tampoco el anticipo del titular de la entidad, Ben Bernanke, de que podría definirse otro recorte en las tasas de interés. La situación no es mucho mejor en Europa, donde los gobiernos se ven obligados a aumentar las garantías de los depósitos para evitar una corrida bancaria generalizada.

Ahora el mercado está imponiendo el ritmo a las medidas. En una especie de “gataflorismo bursátil”, los inversores tienen siempre una excusa para arrastrar el mercado a la baja. Venden si piden medidas y rescates y no se las dan, y venden también si se las conceden, aduciendo que ya es tarde. Los operadores se mostraron ansiosos a las palabras de Bernanke, pero fue decepcionante: dijo que estudiaría su política y la baja quedó para más adelante. A los más fieles representantes del laissez faire no hay intervención pública que les alcance y ahora no sólo pretenden un rescate de bancos sino también de otros sectores y empresas privadas de los Estados Unidos.

Los números en el sector real dan cuenta de una inevitable recesión para la economía más grande del mundo. La Fed estimó que el incremento del Producto norteamericano será nulo en el segundo semestre. El diagnóstico fue consensuado en la reunión del 16 de septiembre pasado, cuyas actas fueron publicadas recién ayer. Ante ese nefasto panorama, las autoridades del banco federal deslizaron la posibilidad de convalidar un nuevo recorte de la tasa de interés de referencia. La evaluación no tomó por sorpresa al mercado, pero los dichos de Bernanke, calificando de “histórica” la crisis, preocuparon. El titular de la Reserva manifestó que examinarán la pertinencia de su política monetaria en vista de la reciente evolución de las perspectivas de la economía estadounidense. “La actividad económica debería ser débil hasta fin de año y más allá”, alertó Bernanke. Tampoco descartó la posibilidad de un rebrote inflacionario. El organismo anunció además que los créditos al consumo en Estados Unidos bajaron 3,7 por ciento en agosto contra igual mes del año pasado, registrando su primer descenso desde enero de 1998.

La desconfianza se explica ante un mercado interbancario paralizado, grandes corporaciones sin acceso al crédito y líneas de emergencias colapsadas. Ayer se esperaba que la Fed abriera las ventanales de redescuentos para las empresas. Sin embargo, anunció un aumento a partir del lunes próximo del dinero disponible para bancos hasta una suma de 900 mil millones de dólares, en préstamos a 84 días. Esa inyección permitirá que las entidades renueven los vencimientos de sus activos, ya que la desconfianza en el sistema les impide recurrir a la emisión de nuevos papeles para financiarse.

La Fed comprará los títulos de las entidades con vencimientos hasta a tres meses. No indicó cuál será el monto, en un mercado que mueve cerca de 1,5 billón de dólares en títulos. Sólo informó que hará una distinción crediticia: comprará activos con rating A1 y P1 (grado de inversión), dejando de lado el 40 por ciento restante del mercado.

Las pérdidas mundiales por motivo de la crisis alcanzan a 1,4 billón (millón de millones) de dólares, según estimó el Fondo Monetario. La entidad estimó además que los principales bancos del mundo necesitarían 675.000 millones de dólares de capitales frescos en los próximos años para recuperarse. Por su parte, el presidente Bush entabló ayer nuevas conversaciones con sus pares de Gran Bretaña, Francia e Italia para coordinar posiciones antes de la reunión del Fondo y el Banco Mundial, que tendrá lugar este fin de semana en Washington.

Ayer se sumaron nuevos Estados en Europa que impusieron o fortalecieron las colocaciones en el sistema de su población, con el objetivo de evitar un fuga masiva. En las últimas horas, varios gobiernos buscaron respaldar los depósitos de sus ciudadanos. Las garantías en caso de quiebra fueron muy disímiles entre un país y otro. España, Holanda, Austria, Bélgica y Grecia anunciaron un incremento en su garantía bancaria a 100.000 euros. Francia hizo lo suyo hasta un máximo de 70.000 euros por cliente; Italia, hasta 103.291 euros; Gran Bretaña, hasta 64.700; Suecia, hasta 51.110; y Portugal lo elevó a 50.000 euros. Por su parte, las autoridades monetarias de Islandia, Alemania y Dinamarca anunciaron que respaldarán todos los depósitos de manera ilimitada, con fondos públicos de garantías. La descoordinación generó un problema adicional: los ahorristas pasean sus fondos de un país a otro en busca de un mayor refugio. La situación ameritó un salvataje coordinado de emergencia de parte del Banco Central Europeo: elevar las garantías mínimas para los depósitos que tengan los ahorristas hasta 50.000 euros.

La acción conjunta de todos esos bancos centrales le confirió un poco de alivio al mercado, aunque la incertidumbre no se disipó. Las ventas de papeles vinculados con bancos de inversión impidieron una recuperación mayor entre los indicadores europeos. El Royal Bank of Scotland terminó la rueda de ayer con un desplome de 39 por ciento; el Barclays cedió un 9, tras hundirse durante la sesión 17 por ciento; y Lloyds TSB perdió un 13 desde tocar un piso de 23. HBOS, que está siendo comprado por Lloyds TSB, cedió un 42 por ciento. En medio, un déjà vu con 200.000 clientes británicos del banco islandés Icelandic denunciando que fueron impedidos de retirar sus ahorros y depósitos de la entidad, que se encuentra al borde del rescate. El sitio de Internet de Iceland no procesa colocación o retiro de dinero.

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