Los costos de curar: el sector de la salud, entre la nueva devaluación y los viejos conflictos

Los afiliados a la medicina prepaga recibieron este mes sus facturas con un incremento del 8,5% en el valor de las cuotas. Es el quinto ajuste en 2018: hubo uno de 4% en febrero (en respuesta a mayores costos que afectaron al sector en el año previo); dos aumentos, en junio y en agosto, de 7,5% cada uno, y antes del de este mes, uno de 8% en octubre. La suba acumulada, de 40,8%, pesa sobre los bolsillos de las familias que contratan planes de salud, en un año en el que la inflación general estará aún más arriba (se estima que será cercana a 47%). Pero, a la vez, desde las entidades que dan servicios crecen las advertencias respecto del mayor ritmo de incremento de los costos, que en los últimos meses se vieron especialmente afectados, entre otras cuestiones, por un aumento del dólar que al día de hoy es de 100% y que por momentos fue mayor, si la comparación se establece con el inicio del año.La de los números implicados en las cuotas no es la única tensión en el sector privado de la salud. Qué deben cubrir las entidades con su recaudación es un tema que está muchas veces en el eje de los debates. Se trata de una actividad que aun en una sociedad con inflación cero tendría costos en alza, por factores como el desarrollo de nuevas tecnologías y medicamentos, la mejora de la expectativa de vida y la incorporación de coberturas obligatorias."La identificación de los problemas de la actividad depende de la perspectiva usada -analiza Jorge Insúa, profesor del Centro de Estudios Interdisciplinarios en Gestión y Economía de la Salud de la Universidad Austral-. Se debe distinguir entre la perspectiva social, la del financiador, la de los prestadores y la del paciente y sus familias". Y describe uno de los conflictos que con frecuencia se debaten en ámbitos administrativos y judiciales: "Desde el punto de vista del uso de servicios y de sus costos, las perspectivas difieren diametralmente: por ejemplo, el paciente quiere más utilización y menos restricciones y el financiador quiere más restricciones y menos utilización".¿Cómo compatibilizar intereses o cómo administrar las tensiones cuando lo primero no es posible? Con un Estado que arbitre y que defina claramente la función del sector privado (financiadores -prepagas- y prestadores -clínicas y centros de atención-), sin dejar de asumir su rol de garante último del acceso a los servicios sanitarios, analistas y directivos del sector consideran que hay políticas posibles que ayudarían al equilibrio...

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