Corregir el populismo con más populismo

Cristina Kirchner llamará la atención esta semana con dos discursos. Hoy hablará con la excusa del bicentenario de la creación de la bandera, y el jueves inaugurará las sesiones ordinarias del Congreso.Es lógico que exista alguna expectativa sobre lo que diga en las próximas horas. A pesar de su propensión a usar la cadena nacional, la Presidenta se abstuvo de expresar sus condolencias a las familias enlutadas por la masacre de Once. Para evaluar esa parálisis no hace falta imaginar lo que hubiera hecho su modelo operativo, Eva Perón, ante una tragedia similar. Basta ver a Fernando Lugo llegar desde Asunción para acompañar a seis familias paraguayas castigadas por la tragedia ferroviaria.El mutismo sorprende más en alguien tan inclinado a homenajear a los muertos. Aunque, si se recuerda bien, Néstor Kirchner tampoco estuvo al lado de las víctimas de Cromagnon en diciembre de 2004. Igual que su esposa, se retiró de la escena. Silencioso, se recluyó en El Calafate, como evoca el sociólogo Juan Carlos Torre en un texto excelente, que acaba de publicar Lucas Llach ( http://blogs.lanacion.com.ar/ciencia-maldita/ ) . Es comprensible. En la burbuja de la tecnopolítica, hecha de marketing, encuestas, retórica y concentraciones preparadas llave en mano, suelen introducirse, de tanto en tanto, los seres humanos. El pueblo, entonces, deja de ser un sintagma, un tropo literario, para encarnar en nombres y apellidos. El modo en que los dirigentes afrontan esa irrupción es un buen calibre para determinar la dimensión de sus liderazgos.Debajo de la Presidenta hay forcejeos. Los responsables de los servicios públicos, como en una patética parodia, tampoco quieren quedar atrapados en la chatarra. Julio De Vido utiliza al secretario de Transportes, Juan Pablo Schiavi, como escudo humano. Y Schiavi intenta salvar la cabeza recordando que existe un subsecretario ferroviario, el sindicalista Antonio Luna. Cristina Kirchner no quiso atender a Schiavi. Antes de partir hacia el Sur dejó sólo una consigna: "Arréglense". Aislado, el secretario intentó el viernes ver a Carlos Zannini. Teme que el kirchnerismo se deshaga de él exhumando su antigua condición de macrista. Eduardo Sícaro acecha su sillón. Es un hombre de De Vido, titular de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte. Sería una ironía que reemplazara a Schiavi. El decreto 1388/96, que creó esa comisión, indica que el principal responsable de la calidad de los trenes es Sícaro.El principal escenario de esta lucha...

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