Convergencia tecnológica: telefonía, televisión e internet
| Autor | Roberto Dromi |
| Páginas | 133-226 |
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Podemos definir la convergencia tecnológica de dos maneras: una hace referencia a la capacidad de diferentes plataformas de red para transportar servicios o señales similares; la otra se centra en la posibilidad de recibir diversos servicios a través de un mismo dispositivo como el teléfono, la televisión o el ordenador personal1.
Es decir, la convergencia tecnológica implica tanto la posibilidad para el usuario de disponer en un mismo dispositivo de varios servicios (telefonía, TV e Internet), como la capacidad de las diferentes redes de los licenciatarios de televisión por cable o de telefonía de soportarlos.
No obstante esta definición, el propio documento de la Comisión Europea en esta materia señala que "si bien goza Page 190de general aceptación la idea de que la convergencia existe a nivel tecnológico, es decir, que gracias a la tecnología digital los servicios de comunicación tradicionales y nuevos, con independencia de que utilicen imágenes, sonidos, datos o voz, pueden ofrecerse actualmente a través de muchas redes diferentes... la convergencia no es un concepto aplicable solamente a la tecnología, sino que significa también nuevos servicios y nuevas formas de actividad empresarial y de relación con la sociedad"2.
De allí que la convergencia tecnológica, desde una visión más global pueda entenderse como "el conjunto de procesos de transformación social, económica, organizativa y tecnológica que la digitalización está haciendo posible e impulsando"3. La digitalización, es decir, la posibilidad de convertir cualquier tipo de información o contenido en un conjunto de datos susceptibles de ser procesados, almacenados y distribuidos digitalmente, es pues, la causa primera de la convergencia. Vivimos, como señala Nicholas Negroponte, en un "mundo digital"4.
La convergencia tecnológica es un proceso de vasto alcance que afecta directamente el modo de desarrollo de la sociedad y cuya implicación más inmediata, desde el derecho de la competencia, es la aparición de mercados conexos en el que concurren viejos y nuevos actores, no Page 191siempre en igualdad de condiciones. De allí que se requiera imperiosamente de una regulación adecuada que garantice la libre competencia, pues lo que esta en juego no es solo el desarrollo de un determinado mercado de servicios, sino también del propio modelo de sociedad que la revolución digital y la convergencia tecnológica están desarrollando y que se ha dado en llamar "sociedad de la información"5.
Si bien no existe un concepto universalmente aceptado de lo que se llama "sociedad de la información", sería posible definirla como aquella "en que los procesos centrales de generación del conocimiento, la productividad económica, el poder político/militar y los medios de comunicación ya han sido profundamente transformados por el paradigma informacional y están enlazados con redes globales Page 192de riqueza, poder y símbolos que funcionan según esa lógica"6.
Esta tecnología de la información incluye "el conjunto convergente de tecnologías de la microeleéctrica, la informática (máquinas y software), las telecomunicaciones/televisión/radio y la optoelectrónica"7. Tecnologías cuya capacidad de transformación crece exponencialmente "por su capacidad para crear una interfaz entre los campos tecnológicos mediante un lenguaje digital común en el que la información se genera, se almacena, se recobra, se procesa y se transmite". La sociedad de la información es una "sociedad digital"8.
En su expresión más técnica se define la banda ancha como la "transmisión capaz de soportar velocidades superiores a la velocidad primaria"9. La velocidad primaria es aque-Page 193lla igual o superior a los 2 Mbit/s, velocidad a partir de la cual "ya es posible ofrecer, con cierta calidad, servicios interactivos que combinen voz, datos e imágenes"10. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que "la alta capacidad o velocidad de transmisión es un concepto relativo que evoluciona en el tiempo hacia demandas de mayores velocidades, y que varía significativamente de país a país"11.
Pero más allá de esta definición técnica la banda ancha, como innovación tecnológica, constituye uno de los pilares sobre los que se apoya la convergencia digital. La posibilidad de que las diferentes redes (telefonía, radiodifusión) a partir de la digitalización puedan transformarse en plataformas multiservicios se potencia con el aumento de la velocidad de transporte de la información.
Como señala la Comisión Europea: "El acceso de alta velocidad a Internet a través de las conexiones de banda ancha ofrece enormes posibilidades y constituye una prueba tangible de las promesas de la sociedad de la información. Los beneficios de la banda ancha son tales que la imposibilidad de acceder a ella constituye un problema que debe abordarse con urgencia". La banda ancha "hace posibles nuevas aplicaciones y potencia las ya existentes. Estimula el crecimiento económico mediante la creación de nuevos servicios y la apertura de nuevas oportunidades de inversión y de empleo. Asimismo, potencia la productividad de muchos de los procesos preexistentes, favoreciendo el incremento de los salarios y de la rentabilidad de las inversiones...La disponibilidad de servicios de banda ancha constituye un elemento crítico para ayudar a las colectividades locales a atraer a las empresas y para hacer posibles el teletrabajo, la prestación de asistencia sanitaria y la mejora de la educación y de los servicios de la administración pública"12.
Sociedad de la información, convergencia tecnológica y banda ancha son conceptos profundamente entrelazados que constituyen el pilar del modelo de desarrollo de las sociedades contemporáneas. De allí la trascendencia que posee su regulación.
La convergencia tecnológica en tanto capacidad de las diferentes redes para brindar servicios similares implica, desde la perspectiva del mercado, que los agentes económicos que brindaban a los usuarios diferentes servicios en red (televisión, telefonía o Internet), se encuentran ahora compitiendo en un mismo escenario.
Se trata de un proceso no exento de tensiones y conflictos ya que son mercados que, desde el punto de vista de la Page 195regulación, son esencialmente distintos. Esto posiciona de modo diferente a los agentes que operan en cada uno de ellos.
La convergencia genera en el mercado dos procesos sucesivos. El primero es el impacto inmediato que produce en cada uno de los diferentes mercados (la radiodifusión, las telecomunicaciones e Internet). Se vincula con la evolución hacia la digitalización que se ha producido en cada uno de ellos hasta llegar al punto de maduración en el cual licenciatarios telefónicos, operadores de cable y proveedores de Internet compitan en pie de igualdad en un sistema de redes multiservicios y contenidos multimedia. En este estadio se ubica la mayoría de los países latinoamericanos, entre los que se incluye Argentina13.
El segundo proceso, consecuencia del anterior, es la evolución hacia un nuevo modelo en el cual todos los servicios y las redes de transmisión estén sometidos a un único marco regulador y donde se separe la regulación de la transmisión, de la regulación de los contenidos. Este es el punto en el cual están situadas las regiones más desarrolladas del mundo, como Estados Unidos, Japón o la Unión Europea14.
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De todos los sectores involucrados, el de las telecomunicaciones es sin lugar a dudas el que más ha evolucionado hacia la convergencia. Para ello ha contado con tres grandes ventajas:
_ Redes y servicios interactivos y bidireccionales.
_ Redes de muy amplia cobertura y capilaridad.
_ Capacidad económica.
La posibilidad de las empresas prestadoras de servicios de telecomunicaciones, de evolucionar hacia mercados convergentes, se ve facilitada por el desarrollo de modalidades de transmisión de datos (las tecnologías xDSL) que, utilizando las redes existentes, les permiten ofrecer servicios de banda ancha a través del par de cobre. Gracias a ello los Page 197grandes operadores de telecomunicaciones pueden consolidar posiciones de dominio en el mercado, esencialmente por su control de las redes de acceso que "constituye el elemento crítico para que toda la oferta de nuevos servicios y aplicaciones convergentes que hacen uso de información digitalizada, multimedia e interactiva llegue desde los operadores hasta los usuarios"15.
Este escenario admite algunos matices en función de la situación de cada país o región. Así, en países de la Unión Europea como España e Italia, el escaso desarrollo del cable impidió que se transformase en una red de acceso alternativa a la de las licenciatarias telefónicas. Distinto es el caso de algunos países latinoamericanos que siguiendo el modelo estadounidense han desarrollado una importante industria del cable, apalancada en la oferta de servicios de radiodifusión y cuya tasa de penetración en algunos casos, es similar o mayor a la de las empresas de telefonía16.
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Así las cosas, desde finales de los años 80 se inició en varios países un doble proceso; por una parte se establecieron políticas de fomento para el despliegue de nuevas redes (entre ellas las de cableoperadores17) y por otra se establecieron las condiciones para el acceso a las redes de nuevos operadores a fin de asegurar la competencia, mediante la interconexión, la desagregación del bucle...
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