Congelar ciertas variables beneficia al Gobierno

Con la crecida de un río, las aguas ganan espacio y el terreno disponible queda recortado. Como las lluvias, que son la causa de ese fenómeno natural, la inflación provoca que el Estado capture sin esfuerzos un mayor caudal de recursos. Y lo que queda invadido y recortado ?a instancias de un gobierno como el de Cristina Kirchner, no afecto a rendir cuentas? es el poder de compra o de ahorro de los ciudadanos. Claro que en la naturaleza, las aguas del río luego retroceden, mientras que en la economía, los efectos distorsivos de un alza constante de precios sin la coexistencia de mecanismos de compensación en los esquemas tributarios allí quedarán.En los últimos años, los argentinos conviven con una inflación que ronda el 20 o 25% anual, más allá de que no esté reconocida oficialmente, desde que el Gobierno decidió gestionar el instituto de estadísticas desde conceptos no familiarizados con la rigurosidad técnica.Ese incremento de los precios es seguido de cerca por las negociaciones salariales, que en principio logran, muchas veces, recomponer los ingresos reales. En cambio, no hay un correlato en una actualización de una serie de variables cuya determinación depende del Estado. El efecto para el fisco es favorable por dos vías: por un lado, se recauda más dada la débil adecuación de bases imponibles o de parámetros que definen el alcance de los tributos; por el otro, se gasta menos ?en términos reales?, por el insuficiente ajuste histórico tanto del tope salarial para cobrar las asignaciones familiares, como de los montos de varias prestaciones.Con menor o mayor tiempo de permanencia, por el freezer fiscal pasan los esquemas impositivos de Ganancias, Bienes Personales y del monotributo, el sistema salarial de pago de asignaciones familiares, el seguro de desempleo y los planes sociales.En el impuesto a las ganancias que alcanza a asalariados, autónomos y a jubilados, la desactualización tiene varias aristas. Hubo, en los últimos años, varios ajustes del salario mínimo a partir del cual se tributa y de las deducciones por familiares a cargo. Además, se eliminó la tabla que determinaba reducciones progresivas de los montos deducibles, a medida que crecía el ingreso.Pero la adecuación fue parcial. Según observa el tributarista César Litvin, no se tocaron ?desde el inicio del período inflacionario? las deducciones máximas por conceptos como seguros de vida. Además, no se movieron los topes de ingreso imponible que hacen que el contribuyente pague una u otra alícuota dentro de una escala...

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