Negociación colectiva en el Mercosur

AutorAndrea Amarante
CargoAbogada (UBA) Especialista en Derecho Laboral (UBA), Especialista en Medios Alternativos de Resolución de Conflictos UNLZ)
  1. Introducción: Globalización e integración.

    La globalización es un hecho y, en distintas medidas, lo es también la integración de y en algunas regiones y ambas pueden darse en paralelo.

    Globalización es un término que puede conceptualizarse como “un proceso de universalización de las reglas económicas...No se puede establecer si este concepto pueda explicar suficientemente el hecho que el capital se haya extendido a prácticamente todas las regiones geográficas del mundo, subsumiendo todas las economías bajo su dominio y explotando el trabajo en todos lados para la acumulación privada…” ( 2)

    Es la continuación profundizada de las asimetrías desproporcionadas entre los estados ascendentes en la economía mundial y aquellos países estados cautivos de las instituciones financieras internacionales.

    Este proceso ha llevado - conjuntamente con la universalización de las reglas económicas - a que otro proceso, el de integración, sea selectivo para algunas regiones del mundo y excluyente de otras, a las cuales se les intenta limitar su posibilidad de desarrollo, pudiendo incluir en esta categoría a América Latina.

    Desde distintos marcos interpretativos, algunos defensores del proceso globalizador han sugerido que los problemas económicos y sociales que tiene nuestra región se debe al insuficiente desarrollo capitalista y que su despliegue se ve obstaculizado por el freno que representan algunas de sus atrasadas subregiones internas.

    Deliberadamente no se menciona en esta “teoría de las sociedades atrasadas” que existe otro actor, el imperativo globalizador presente en este proceso desarrollo/subdesarrollo a través de mecanismos no sólo económicos sino también políticos, culturales y militares que cierran el círculo de imposición capitalista.

    Nuestros países intentan incluirse con sus antecedentes y regímenes normativos actuales dentro de la acotada posibilidad de integración regional, que se encuentra según la mirada del observador, ora “en construcción”, ora “estancada”.

    Estancamiento generado por las urgencias que convocan a otros organismos regionales con mayor capacidad de respuesta inmediata, me refiero a la UNASUR/Unión de Naciones Suramericanas, cuyo tratado constitutivo data de mayo/2008 y que numéricamente supera los miembros del MERCOSUR.

    Este otro proceso integrador ha demostrado eficacia frente a crisis institucionales recurrentes de nuestra región que, bajo presiones internacionales pareciera que se niega a aprender de sus errores, por ejemplo, los casos de Honduras y Ecuador.

    Es uno de los objetivos declarados por la UNASUR: “…buscar el desarrollo de un espacio integrado en lo político, social, cultural, económico, financiero, ambiental y en la infraestructura. Este nuevo modelo de integración incluirá todos los logros y lo avanzado por los procesos del MERCOSUR y la Comunidad Andina, así como la experiencia de Chile, Guyana y Suriname…El objetivo último es y será favorecer un desarrollo más equitativo, armónico e integral de América del Sur…”

    El desarrollo de este proceso es incipiente pero acelerado, proporcionalmente considerado con el tiempo de vigencia de uno y otro, pero como en definitiva será inclusivo de los logros y avances del MERCOSUR, me referiré a éste último proceso que, es aquello que hoy hemos podido construir regionalmente, pero que - sin duda - no será el último esfuerzo por integrarnos como la que alguna vez fue denominada la Patria Grande, “por el peligroso loco de Colombia”, como se lo intentaba denostar al Libertador Simón Bolívar.

    Sin embargo, aunque hoy el derecho fundamental a la Negociación Colectiva/NC es solamente un intento de inicio en el MERCOSUR, no es menos cierto que los esfuerzos que se realizan en nuestra región son serios y acordes a las características propias de los países que lo integran con la clara intención de llegar a una realidad totalizadora en materia regional.

    Surgirá del análisis que realizo en este trabajo, no solo la urgente necesidad, sino,

    la imprescindibilidad de una NC integrada regionalmente para enfrentar el proceso de

    globalización que busca determinar el carácter globalizado de nuestros países y de nuestra

    región.

    Sin una NC fuerte a nivel regional que integre la problemática de los trabajadores

    será imposible lograr algún tipo de equilibrio al menos equiparador con los países

    industrializados que integran otras regiones, las globalizadoras.

    Sin ella, será también imposible alcanzar condiciones mínimamente dignas de trabajo,

    que garanticen lo que aún hoy no existe en nuestros países.

  2. El Diálogo Social:

    2.1. El Diálogo Social como premisa:

    Desde los diferentes Encuentros, Foros y Cumbres de distinta trascendencia

    nacional, regional e internacional y, durante el transcurso de los mismos, se ha ido

    desarrollando esta premisa en su sentido más amplio, como una idea de consenso

    aplicado al ámbito de las relaciones laborales.

    “El análisis de las experiencias de diálogo social y participación ha puesto de relieve su contribución al progreso económico y al desarrollo social, así como a la profundización en la democracia... muestra también la importancia de contar con organizaciones representativas, dotadas de autonomía en su relación con los gobiernos, con capacidad de interlocución respecto de éstos y entre las propias organizaciones, y caracterizadas por una actitud de diálogo y negociación para tratar los temas socioeconómicos. La libertad sindical, el derecho a la libre iniciativa y a la asociación empresarial, el derecho de negociación colectiva y la vertebración de la sociedad civil, son bases imprescindibles para el desarrollo del diálogo social y de la participación, en las líneas indicadas. (3) (la negrilla me pertenece)

    Se la reconoce como la forma más idónea de abordar la solución de conflictos

    abiertos y directos, por ello, toda NC debería sustentarse en la posibilidad del

    Diálogo Social como su medio de abordaje más adecuado.

    Por su intermedio es posible que puedan sentarse en una mesa de discusión tanto los

    trabajadores, a través de sus asociaciones sindicales, los empleadores, a través de sus

    organizaciones representativas, y los Gobiernos a través de sus representantes en la

    búsqueda de fórmulas de solución alternativas frente a la contienda, ya sea a través

    de mecanismos de información y consulta, de participación bi o tripartita, de la concertación

    y, sin duda, de la NC.

    Con independencia que después de esta búsqueda se llegue a un acuerdo o no, lo destacable es la predisposición de las partes para tratar de encontrar soluciones que respeten los intereses de ambos sectores.

    En la idea que la situación de la NC es el resultado de la evolución de esta premisa, comenzaré por analizar su origen y su incipiente desarrollo en nuestro bloque de integración regional, el MERCOSUR.

    2.2. El Diálogo Social en el MERCOSUR:

    La tradición europea se basa en el Diálogo Social, su institucionalización y constitucionalización como parte del abordaje de los conflictos en las relaciones laborales colectivas.

    Como experiencia, su utilización en nuestro proceso de integración regional es recuperable, no puede desecharse porque se han alcanzado importantes resultados, a pesar de la conformación de nuestros países con historias de luchas y resistencias contra y ante el modelo que se les intenta imponer desde hace siglos.

    Entre algunos analistas existe la visión que los países del MERCOSUR han tenido un mayor grado de desarrollo del Diálogo Social respecto al que se puede apreciar en otros países de Latinoamérica.

    Esta mirada puede tener algún grado de certeza, sin embargo, no podemos olvidar que el MERCOSUR tuvo su origen en un acuerdo netamente aduanero y comercial, organizado desde los Ministerios de Exterior y de Economía de los primigenios cuatro países miembros, con una total omisión referencial a lo social, ya que el mismo “no respondió a una preocupación social sino a una preocupación económica…”. (4)

    Como reacción a esta carencia, surge la Declaración Sociolaboral del MERCOSUR/1998 que, signada por los cuatro Jefes de Estado, es una declaración de los principios y derechos laborales fundamentales del mismo que en su artículo 13 incluye y consagra el diálogo social como uno de ellos, equiparándolo con la libertad sindical, la negociación colectiva y el derecho de huelga: "...los Estados partes se comprometen a fomentar el diálogo social en los ámbitos nacional y regional, instituyendo mecanismos efectivos de consulta permanente entre representantes de los gobiernos, de los empleadores y de los trabajadores, a fin de garantizar...

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