China Zorrilla: la hermosa abuela de todos

Te gustan los perros?... Si no te gustan los perros no entrás a esta casa -decía y reía-. ¿Te gustan los chocolates? Si no te gustan los chocolates no entrás a esta casa -y lanzaba otra carcajada-". Así te podía recibir China en su casa. La tía de todos, la abuela de todos. Te miraba a los ojos con toda la ternura junta y sonreía. Tenía esas sonrisas que saben abrazar y besar al mismo tiempo. Dulce, sabia, divertida, altruista y talentosa, China te enamoraba. Desde ayer, ya no está más físicamente, pero nos dejó tanto...En esas charlas que solíamos tener con ella quienes deambulamos por el ámbito teatral solían circular anécdotas de todo tipo. Desde aquellas de difícil comprobación hasta esas otras que uno intuye tan verdaderas como ella misma. Sea como sea, esas historias de encuentros con colegas hiperfamosos o aquellos relatos "tras bambalinas" eran deliciosos. China fue una trovadora única a quien le encantaba hablar. Podía pasar horas charlando con cualquier persona y convertía sus experiencias de vida en agradables anécdotas, donde predominaba esa mirada pícara que ella volcaba con mucho humor. Sus allegados saben muy bien cuánto había que esperarla cuando salía de un teatro.Para ella nada era tan trágico ni nada tan dramático. "Qué tal, China", la saludamos, luego de un ensayo. "Desde la última vez que me viste, con una vesícula menos", respondió con una aparente seriedad que luego daba paso a una gran sonrisa. Esa era China y así será recordada, como un ser entrañable y, como sucede con algunos elegidos, irreemplazable.Expresar lo que fue China Zorrilla sería extenso e inacabable, no sólo por lo que representó artísticamente (actriz, directora, traductora, adaptadora), sino por su calidad humana, que la hizo acreedora del afecto de sus colegas y de su público.Fue una personalidad muy comprometida con la actividad teatral. Solía frecuentar las galerías del Parlamento, presenciando las sesiones donde se trataba la Ley Nacional del Teatro, y también se destacaba en las salas de teatro, donde acompañaba con su presencia el desarrollo artístico de las nuevas generaciones de actores y directores. Era de una generosidad sin límites. Cuando la entrevistaban en algún programa de mucho rating o en un medio masivo de comunicación, no sólo promocionaba lo suyo, sino que aprovechaba para hablar de todos aquellos espectáculos que había visto y necesitaban difusión. Muchos le deben su éxito a la "manija" que China Zorrilla les dio en algún comentario. A pesar de...

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