Caetano Veloso: perlas en el fin de un ciclo

En Saudosismo (1968) cualquier fan de Caetano lo sabe el tema era la bossa nova, la tierna evocación de un pasado juvenil, luminoso, tenuemente nostálgico. Este Abraçaço , el disco que cierra la trilogía concebida y desarrollada por el bahiano con la banda Cê, también comienza con el tema. Y con ímpetu arrollador. "A bossa nova é foda", canta, y es como si en la memoria resonara la vieja letra: "Eu, você, nos dois, já temos um pasado meu amor..." Pero en este pasado de hoy caben no sólo João Gilberto ("el brujo de Juazeiro"), Bob Dylan ("el bardo judeo romántico de Minnesota) o Tom Jobim; con ellos se entremezclan también unos cuantos campeones de artes marciales mixtas: Vitor Belfort, Junior Cigano, Anderson Silva. Parece un delirio, pero Caetano afirma que el inventor de la bossa nova, amante del boxeo, también asiste a estos combates y que más de una vez dijo de su estilo en la guitarra que es "a golpes de karate". Musicalmente, el nuevo tema, montado sobre el mismo compás de "Odeio", suena irresistible. De paso, agregan los maliciosos, con esas menciones gana la atención de una juventud a la que ya conquistó con el ánimo rockero de los dos CD anteriores.Entre esa apertura y el cierre con "Gayana", el único tema que no lleva su firma (es de Rogerio Duarte, un animador del tropicalismo con quien hacía mucho no colaboraba), se abre un panorama variado, con altos y bajos, donde se interna por toda clase de ritmos, prueba el funk carioca ("Funk melódico"), bordea el rap, ensaya la protesta directa ("O império da lei") y el homenaje ("Um comunista", dedicado al guerrillero Carlos Marighella) y exhibe su...

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