Brian Ferneyhough: 'Hay mensajes en muchas botellas'

Se suele asociar al compositor Brian Ferneyhough con la llamada "nueva complejidad", escuela inclinada a una astringente especulación intelectual. Pero la breve, aunque ya bastante poblada, historia de la llamada música contemporánea tiene sus propios malentendidos. Si Ferneyhough resulta una figura decisiva en el panorama de la música de la segunda mitad del siglo XX es sobre todo -como dijo el filósofo Theodor W. Adorno sobre Arnold Schönberg y el dodecafonismo- a pesar de esa "nueva complejidad", y no a causa de ella. La verdad es que nada rígido hay en su obra. Él mismo, que tiene ya 73 años y está harto de una definición tan insuficiente, lo aclara con una confesión entre fatigada y deprimente: "Me veo obligado a decirle que, desgraciadamente, no me siento cómodo con nada. ¿Por qué la «complejidad» sería una excepción privilegiada?".

Ferneyhough está ahora en Buenos Aires. Vino para el concierto que el Cuarteto Arditti dará mañana, a las 20, en el ciclo Colón Contemporáneo. Con la participación de la soprano Claron McFadden, el programa incluye sus cuartetos Tercero y Cuarto, y el Segundo cuarteto, precisamente de Schönberg. Antes, a las 17, ofrecerá una conferencia pública en el Salón Dorado. El miércoles, el Arditti actuará de nuevo, pero en el Teatro Argentino de La Plata, donde tocará piezas de James Clarke, Helmut Lachenmann, Iannis Xenakis y György Ligeti.

El pensamiento de Ferneyhough es demandante como su música, pero da recompensas. En cierto modo, es deudor de la llamada "nueva música" y de quienes la pensaron, especialmente de Adorno. No disimula la influencia: "Me fascinó su idea de que la música podía, en un sentido muy concreto y real, ser en sí misma una forma de la filosofía, más que un mero objeto de discurso filosófico".

-El concepto de musique informelle es una especie de mensaje en la botella que nos dejó Adorno. En una conferencia de 1988, usted intentó su propia respuesta a esa exigencia de una "música informal". ¿Podemos todavía tener ese horizonte?

-Son muchas las cosas que cambiaron desde que escribí esa conferencia. En particular, los problemas estéticos se han vuelto considerablemente más enredados y confusos. Haría falta un individuo con un coraje colosal para encontrar un sentido de conjunto en este rizoma estilístico de la alta cultura con el que nos vemos obligados a negociar. ¿Podríamos pensar en esta situación como en la expresión definitiva y global del dictum de Adorno? ¡Muchos mensajes en muchas...

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