Una bomba para el 11 de diciembre

El país en medio de problemas de extrema complejidad, con y en manos de un ministro sin experiencia política, cuyo único antecedente profesional es haber sido profesor universitario. Un individuo cuya principal característica fácilmente reconocible es la desfachatez, el discurso altivo y arrogante, la fanfarronería de no usar corbata.

Las similitudes entre el titular de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, y el de Economía local, , son varias. Varoufakis se permite incluso saludar a la elegante Cristina (Lagarde) llevando ostensiblemente la camisa por fuera del pantalón, algo que a Axel, bastante más bajito, probablemente no lo favorecería.

La Argentina fue pionera no en arreglar deudas como se pretende hacer creer, ya que después de casi 12 años de kirchnerismo buena parte sigue en default. Néstor Kirchner logró que el desaliño en el vestir y hasta la dejadez absoluta en el calzado fueran confundidos con actitudes revolucionarias de un político profesional inexplicablemente millonario.

Varoufakis, sin embargo, pareció tomar también enseñanzas del radical Raúl Baglini, autor del célebre teorema según el cual los políticos se vuelven cada vez menos revolucionarios a medida que se acercan al poder.

Varoufakis ya está en el poder y, lejos de dinamitar la presencia de Grecia en el euro y tirar por la ventana todos los programas de ajuste, como prometió en campaña, negoció una prórroga del salvataje financiero que mantiene a su país con respirador artificial.

Alemania arrió un par de banderas, pero el verborrágico griego también. ¿Como Menem en 1989 tras ganar la elección? Puede ser, pero en la notoria calva del griego no se verían bien las patillas.

Kicillof, en cambio, sigue dinamitándolo todo. No ahorra insultos hacia el juez Thomas Griesa, respaldado por la Corte de su país. Su segundo, Álvarez Agis, tampoco guarda agravios. Es el funcionario que por sus modos y talante el nada sutil Guillermo Moreno llegó a confundir con un guardaspaldas del ahora ministro. "No sabe nada de economía, será el «culata»", decía el entonces secretario de Comercio, alias "Napia", alias "Patota".

La diferencia entre Varoufakis y Kicillof es que el griego tiene que quedarse o aspira a ello. Acaba de llegar al gobierno. La explosión de la economía se lo llevaría a él de vuelta a sus clases, con suerte. Las instituciones educativas que pagan bien a sus docentes suelen no gustar de los que fracasan estrepitosamente en cargos públicos.

Kicillof se irá, como...

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