Bergoglio, Hebe y los misterios de la fe

Los designios de Dios son inescrutables. No es raro entonces que también lo sean los de su representante en la Tierra. Este misterio divino tiene, como la Luna, otra cara, y es ahí donde empiezan a mezclarse los tantos para complicarlo todo. Porque se trata de una cara más prosaica: esos designios han de desplegarse en la vida real, impura y rastrera. El problema es que quienes cargamos con un espíritu incapaz de elevarse lo suficiente cometemos el pecado de quedar atrapados en la literalidad de los hechos. Creemos que actúa y habla Bergoglio, cuando en realidad lo hace el Santo Padre. Por suerte, contamos con un nutrido grupo de traductores con línea directa a Roma que habla tanto el idioma de los hombres como el de los ángeles. Todo es parábola, nos recuerdan. A no confundirse: allí donde algunos leen parcialidad o injustificada toma de partido, en verdad dice "misericordia".

Cuando hay que explicar una parábola, algo anda mal. Y cuando hay que explicar muchas, el misterio se desploma. Por supuesto, no es culpa de Bergoglio la manía tan argentina de peregrinar hasta Roma y tomarse una foto con el Papa para luego colgarla de la pared o del muro de Facebook. Hay en ese hecho una cuota importante de cholulismo, un deslumbramiento casi infantil, pero muy humano, por el brillo del poder y la autoridad. Que el Papa sea argentino agravó la fiebre: una parte de su gloria es nuestra. Ahora también vamos al Vaticano a reconocer que, vicariamente, llegamos a la cima del mundo. El efecto Messi. Como sea, si esto es algo común a todos los peregrinos, los motivos más íntimos del viaje pueden ser de lo más variados. Algunos acaso vayan para sentirse más cerca de Dios. Tendrán su foto, pero como efecto secundario. No son un problema. Los que son un dolor de cabeza para el Papa y sus voceros y exégetas son los otros, los que van en busca de cosas más concretas. Parece ser el caso de Hebe de Bonafini, a quien Bergoglio recibirá el viernes que viene. "A mí me interesa que algunas cosas que le voy a pedir se concreten", dijo. No se sabe a qué se refiere, pero sospecho que después del encuentro habrá un llamado del Vaticano a alguna parroquia del conurbano a fin de trazar una nueva parábola.

No es algo nuevo: la Iglesia ha vivido de explicar parábolas. Sin embargo, hubo un tiempo en el que algunas de ellas, las del Nuevo Testamento, acaso fueron hechos concretos que, además de un significado trascendente, tuvieron también una dimensión política. No en vano...

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