Benito Cerati: el fin de la inocencia

"Creo que todavía estoy construyendo mis personajes. O por ahí los construyo a medias y después los destruyo, y empiezo de nuevo. Soy tan impulsivo, en ese sentido. No aguanto mucho en un lugar. Hago cinco canciones de un género, y ya me aburrí. Tengo poca paciencia. Y lo mismo me pasa con los personajes que armo en vivo. En un momento quise aparecer con una capa, quise que nadie me reconociera, sólo quería cantar e irme; y ahora agarro el micrófono y digo cualquier cosa. Voy cambiando de personaje, según como esté.""Aprendí a conectarme de una forma distinta con mi papá. Tuve que cambiar un montón de cosas de golpe, abrir mi cabeza y enfrentar otra clase de experiencias que, por ahí, las personas suelen vivir más tarde o no viven jamás. Si en algo me ha servido toda esta situación, creo que fue en eso: terminó de abrir mi cabeza."El personaje que Benito Cerati eligió vestir esta tarde fría de julio es el de un joven nacido y criado en una burbuja musical, que acaba de salir al ruedo, tímidamente, pero convencido de su destino. Un joven de 20 años que sobrelleva con naturalidad tanto su apellido ilustre como la sensible y anómala situación por la que atraviesa su padre, Gustavo Cerati, en coma desde hace poco más de cuatro años.Con la cabeza un poco más abierta, entonces, Benito decidió finalmente hacer pública su obra -compone canciones desde los tres años- y, a fines de 2013, editó su primer álbum como Zero Kill: Trip Tour. Una salida a escena que coincide con una búsqueda de equilibrio personal. "Desde el año pasado me puse a estudiar Antropología en la UBA. Quería algo que me trajera a tierra. Porque la música es tan volada, en cierto sentido, que necesitaba algo que me ayudara a equilibrarme", dice.-El otro día te escuché decir que conociste el subte relativamente hace poco. ¿Se puede decir que vivías en una burbuja?-Sí, hay una cosa muy de burbuja en mi vida, absolutamente. Ahora salgo y soy una persona totalmente independiente, pero hasta que tuve 13 o 14 años siempre me llevaban, me traían, me ponían, me sacaban. Hubo como una sobreprotección, pero una vez que cumplí 17 empecé la mía. Como pude, porque de la sobreprotección no se puede escapar muy fácilmente. Por eso siento que, en cierto punto, me estoy abriendo al mundo después de haber estado un poco cerrado. No porque lo haya elegido, sino porque así fue mi crianza.En 1993, Gustavo Cerati grabó los latidos del corazón de su hijo Benito cuando tenía pocos meses de gestación y los hizo canción en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR