La base axiológica inmanente de la ideología
| Autor | Elisa A. Méndez de Smith |
| Páginas | 79-86 |
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Es fuera de toda duda que la gran problemática del conocimiento de lo social reside en la dificultad de lograr una adecuada posición estimativa, ya que de ella depende que se adjudique o se niegue a los fenómenos que se consideran, determinadas características.
Si el carácter objetivo de los fenómenos socioculturales depende en última instancia de una correcta toma de posición del intérprete frente a los valores, ¿qué base existe para poder afirmar que la vivencia axiológica de éste es adecuada y equilibrada y que los hechos que ha de considerar tienen, efectivamente, el sentido que su estimativa les confiere?
En otros términos: ¿cuál es la medida de objetividad de una realidad en la cual el intérprete se halla inserto con placer o desagrado, como espectador y como actor a a vez?
Pese a que el valor es la condición necesaria para el conocimiento de los fenómenos socioculturales, es evidente,Page 80 como señala Radbruch, que la aprehensión de ese valor reposa siempre, en última instancia, en una profesión de fe. Mas esa profesión de fe, por lo mismo que constituye la amalgama de las creencias del sujeto, no sólo escapa a su esfera racional sino que muy pocas veces se manifiesta como un acto propio y originalmente suyo. Por lo general suele responder a ciertas posiciones estimativas tradicionales, admitidas por la sociedad y aceptadas inconscientemente por el individuo.
Al encontrarnos viviendo -decía Ortega y Gasset- nos encontramos no sólo entre las cosas sino conviviendo en sociedad. Y estos hombres, esa sociedad en que hemos caído al vivir, tienen ya una interpretación de la vida, un repertorio de ideas y de convicciones vigentes 60.
El punto de partida del perspectivismo humano de Ortega es lo que la filosofía existencial denomina una auténtica realidad: la vida. En ella, la razón histórica aprehende a la sociedad no como algo externo al hombre, sino como el principal centro motriz de su circunstancia61. La sociedad es algo con lo que el hombre se encuentra necesariamente y que ejerce sobre él una ininterrumpida influencia formativa mediante las normas, los usos, las costumbres, las instituciones y los bienes de la cultura.
Coincidiendo con este enfoque filosófico también las ciencias sociales observan que la posición del hombre enPage 81 la vida está prefigurada -cuando no determinada- socialmente. Según la concepción sociológica del hombre62 y la tesis del relativismo cultural63, la sociedad es el factor principal y dominante en el proceso de modelación de la personalidad del individuo humano.
Las condiciones sociales no solamente brindan al individuo un panorama de finalidades, no le proporcionan únicamente medios instrumentales y esquemas intelectuales para lograrlas, no sólo le exigen coactivamente un determinado comportamiento, sino que también le inculcan la convicción de que todos ellos son correctos 64.
Toda la estructura mental y emocional de los hombres aparece así configurada en función de las teorías y prejuicios que se les ha transmitido, de las formas de vida social dentro de las cuales realizan su existencia y, especialmente, en función de las normas que la regulan65.
A tenor, pues, de esas constantes intelectuales y culturales que le han sido socialmente impuestas, el hombre toma conciencia de su situación vital, orienta y dirige sus experiencias, valora sus problemas ocurrentes y trata de resolverlos 66.
"Cada cual actúa como si hubiera atravesado independientemente por un proceso de juicio y valoración dePage 82 sus opiniones. Pero un examen imparcial demuestra que no pudo haberlas desarrollado por sí...
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