Bajo la lupa, el cuarto puesto en Chiletiene mejor sabor

Los X Juegos Suramericanos llegaron a su fin ayer en Chile, y para el deporte nacional se abre un balance. ¿Es el cuarto puesto lo que la Argentina pretendía para sí en estos Odesur? En principio, no. ¿Se trata entonces de un fracaso? Tampoco, si se considera un par de hechos de gran incidencia en el rendimiento de la delegación albiceleste.Brasil, amplio ganador de Santiago 2014, no era alcanzable. La cuestión era si la Argentina recuperaría un sitio en el podio tras su cuarto lugar en Medellín 2010, para lo cual pujaría con Colombia y Venezuela. No lo logró, pero ciertos factores relativizan los números, tanto los favorables como los negativos.Uno es la capacidad presupuestaria deportiva nacional comparada con las de ambas naciones caribeñas. En dinero estatal destinado al alto rendimiento, la Argentina está lejos de Venezuela y aunque supera a Colombia, su aportes son todavía recientes comparados con el largo plazo de los colombianos (ver aparte).El otro es la cantidad de competencias marginadas de Santiago 2014 que implicaban medallas doradas prácticamente seguras para el país. Sucede que es el anfitrión de los Odesur quien decide el contenido de los Juegos, y lo hace a su gusto y conveniencia, agregando pruebas en las que es fuerte y suprimiendo otras en las que es débil o son poderosos algunos rivales directos en el medallero. En ese rubro, la Argentina salió claramente perjudicada con la programación de esta vez.Pero aun así su cosecha fue algo superior a la de hace cuatro años. En Medellín, su cuarta posición con 57 victorias fue lejana a la tercera de Venezuela (89) y a la segunda de Brasil (129). El local, Colombia, dominó holgadamente, con 145, en unos juegos que tuvieron mucha más competencias (486) que éstos (316). Ese 11,7% de éxitos albicelestes en 2010 fue superado por el 14,5% obtenido ahora.La mejora, no obstante, contrasta con lo alcanzado en Brasil 2002, los primeros Odesur en que dos potencias, el organizador y Colombia, intervinieron con delegaciones muy numerosas y ambiciosas (antes les prestaban una atención menor, lo cual relativizaba a los Juegos como mapa del poderío deportivo del subcontinente). En aquel año, económicamente terrible para la Argentina y muy anterior a la creación del Enard (ver aparte), su representación consiguió 19,1% de los triunfos (75) y resultó tercera, mientras el anfitrión arrasó con 158 doradas."En general me pareció una buena actuación. Toda delegación muy numerosa tiene sus claroscuros. Estamos...

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