Alejandro Romay: el hombre que amaba a los artistas y al teatro

Romay fue un precursor en traer al país novedades teatrales, sobre todo del exterior. Más allá de un posible éxito comercial, su inquietud quedaba demostrada en títulos de ruptura, transformadores y, sobre todo, nunca vistos. Esto también lo llevó a ciertas desgracias, como atentados y prohibiciones. Él siempre se sintió en una tarea casi didáctica: llevarle a la gente aquellos grandes títulos de Londres, Nueva York o París.

Su debut como productor teatral fue en 1968, cuando trajo a Buenos Aires El precio, de Arthur Miller, a los seis meses de su estreno en Nueva York. Fue un éxito a sala llena en el Odeón, que tuvo como protagonistas a Myriam de Urquijo, Oscar Ferrigno, Fernando Labat y Raúl Rossi. A su vez, estrenó dos de los mayores éxitos de Neil Simon: Plaza Suite (1970) y El último de los amantes ardientes (1971), también poco tiempo después de sus estrenos originales en los Estados Unidos.

Uno de sus mayores éxitos fue 40 kilates, comedia de Jean-Pierre Gredy y Pierre Barrillet. Fueron casi tres años en cartel, desde 1971, con Mirtha Legrand a la cabeza del elenco, acompañada por Eduardo Rudy, Gloria Guzmán, Osvaldo Miranda, Soledad Silveyra, Arnaldo André y Nora Massi, entre muchas otras figuras. Se estrenó en el Grand Splendid e hizo una temporada muy exitosa en Mar del Plata.

En 1972 estrenó La escalera, de Charles Dyer, en el Liceo, con Duilio Marzio e Ignacio Quirós encarnando a una pareja gay. Pero se vio obligado a levantarla a los dos meses por amenazas y protestas de sectores reaccionarios. En su reemplazo puso Luz de gas, de Patrick Hamilton, con los mismos actores. En 1976, en el Ateneo, estrenó una obra vanguardista que se mantuvo durante tres años en cartel: Equus, de Peter Shaffer, con Duilio Marzio y Miguel Ángel Solá en los papeles principales.

Su amor por la comedia musical comenzó en 1968, cuando estrenó El violinista en el tejado, con adaptación propia y de César Tiempo, y un elenco encabezado por Raúl Rossi y Paulina Singerman. El éxito de público lo impulsó a comprar el teatro Argentino, hermosa sala situada en la calle Bartolomé Mitre, adonde mudó la obra en 1970 (estuvo tres años en cartel). Al poco tiempo, adquirió también El Nacional.

Entre otros títulos relevantes estrenó Aplausos (1972), con Libertad Lamarque; Pippin (1974), con Raúl Lavié y Gloria Guzmán; Chicago (1977), con Nélida Lobato y Ámbar La Fox; Yo quiero a mi mujer (1979), y A Chorus Line (1980).

Atentados y prohibiciones

En 1971 trajo al país...

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