Acerca de la Tolerancia

AutorPaula Viale
CargoAbogada, Especialista en Derecho Penal
  1. PRESENTACIÓN

    Por obvias razones histórico-culturales que no requieren mayor explicitación -de entrada-, el legado de Foucault constituye un material altamente sensible. Dicho autor, en quien me voy a centrar, sienta las bases para enriquecer nuestra idea “del otro”1 con determinaciones en buena medida inéditas históricamente, para comprender, lo que describe la tesis del presente: la experiencia de la TOLERANCIA.

    Ironia del destino, tal y como por aquellos años stalinistas, un nuevo contingente de lectores, renuentes hacia todo lo que sonara a institucional, pasaban a ver su trabajo como emblemático de una emergente sensibilidad antirrepresiva, hoy lo repaso en estas líneas, esta vez, en una atrevida comparación con las “nuevas ideas” alemanas de ente insecuritas (quienes aúnan muchos factores de riesgo serios para la seguridad) y derecho anti insecuritas (derecho encargado no sólo del control, sino también de la exclusión y neutralización del ente insecuritas.)

    Michael Focault (1926-1984) se encontraba en el pais norteafricano de Túnez cuando estallaron las revueltas del mayo frances de 1968. Por aquel entonces, tenia la sensación de que toda esa agitación estaba anunciando una revolución de la vida cotidiana y llegó a declarar (En “Le Nouvel Observateur”) que los estudiantes no estaban haciendo una revolución sino que, eran la revolución. En otoño de ese mismo año, regresó a Francia. La primavera parisina habia dejado una herencia de conflictivivdad y radicalidad que empapaba toda la sociedad. Qué paradoja. Salvando las distancias que el lector me disculpará, en mi interior siento, quizas, el mismo estupor frente a la oleada de transformaciones que intentan perfilar cada vez más al derecho penal como instrumento protector de la seguridad general y perseguidor de toda posible inseguridad.

    Allí también el enemigo principal, eran los moderados como él, ni institucional ni alternativo o “anti-sistema”. Su espiritu hacia bandera de una actitud critica radical, que insistia en el valor de la verdad. Como es natural, la irrupción de nuevas preocupaciones no implica la caducidad automática de las antiguas. Hoy, como ayer, tropezamos con el fantasma del autoritarismo. Su nuevo disfraz “es presentado por las políticas criminales respectivas, al mismo tiempo como un peligro a temar, como un riesgo construido, como una situación de peligro a dominar, como un extraño sin subjetividad y sin derecho, como un enemigo a vencer.” (Bohm L. 156-180:2012) No es una situación de excepción o de emergencia, se caracteriza por la habitualidad, por un modo de ser. Los problemas que acarrea son de diversa índole, circunscribiéndome en esta oportunidad, al hecho de la CONSTRUCCIÓN, por el derecho, de tales indeterminaciones.2

    El sistema penal sustituye el castigo de actos criminales por la creacion de la figura de un individuo peligroso para la sociedad, sin tener en cuenta el verdadero crimen. Y de esta forma, se prefigura una sociedad de peligros.3 Foucault proporciona una útil analogía con la homosexualidad, que pasaria a ser una especie de peligro errante, de fantasma. La ocasión para el control de la sexualidad estaba servida. Por un lado estaban –¡e insisten en que estan!- los que se encuentrran en peligro y, por el otro, los que llevan el peligro con ellos...

  2. PLANTEO

    En realidad, por más que la tolerancia en cuanto tal apenas aparezca tematizada en la obra de Foucault, podria afirmarse, sin temor a incurrir en exageración, que al menos uno de los hilos conductores que la recorre por entero tiene que ver, de manera clara, con este asunto. Porque, en efecto, si algo parece definir el vínculo social es precisamente su DIMENSION INTERSUBJETIVA. Pues bien, es precisamente el concepto de subjetividad -convocado, en ocasiones, a través de otros rótulos como “individuo”, “yo”, “sí mismo”, pero que en todo caso recogen el grueso de sus determinaciones- el que según estimo, constituye uno de los ejes criticos de la propuesta foucaultiana, de tal manera que, su despliegue y evolución pueden ser leidos como el desplazamiento de su mirada alrededor de este asunto.

    Una fugaz referencia al pensamiento de Foucault resulta, tan inexcusable como ilustrativa. Veamos. A la hora de analizar el conjunto de su obra, se suele distinguir en ella tres etapas, correspondientes a tres intereses intelectuales definidos: una primera arqueológica (centrada en el análisis del discurso, principalmente el discurso psiquiátrico sobre la locura y a la que pertenecerían “Historia de la locura”, “El nacimiento de la clinica”, “Las palabras y las cosas”, “La arqueologia del saber”); una segunda etapa genealógica (en la que se centra en el análisis de los dispositivos de poder y de cómo el discurso produce y transporta poder, en la que se incluiria desde su lección inaugural en el College de Fr4ance en Diciembre de 1970 hasta el primer volumen de “Historia de la sexualidad”, pasando por “Vigilar y castigar”) y una tercera etapa de análisis de las tecnologías de yo (a las que se adscribirían los volúmenes segundo y tercero de la “Historia de la sexualidad”, asi como, muy destacadamente, sus textos norteamericanos sobre dichas tecnologias) O, si se prefiere expresar en forma interrogativa los objetos de estos tres momentos: ¿Qué puedo decir?, ¿Qué puedo hacer? y ¿Quién soy?, por utilizar la paráfrasis de las tres preguntas kantianas presentadas por G. Deleuze en su “Foucault”. (Deleuze, 1987)

    Repárese en que el yo nunca deja de estar presente, si bien en la sombra o egocéntricamente en la tercera etapa. Planteando la cuestión de una forma un tanto sumaria se podria afirmar que, en realidad, Foucault...

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