Diagnóstico de abuso sexual de menores

AutorCarlos A. Cornaglia
Páginas189-215
CAPÍTULO VI
DIAGNÓSTICO DE ABUSO SEXUAL DE MENORES
INTRODUCCIÓN
Un decenio después de su incorporación en la legislación penal y de la ex-
periencia adquirida en su reconocimiento, es necesario desterrar el mito que
sostiene que el ASM es un delito difícil de probar. Hoy estamos en condiciones
de afirmar que la inmensa mayoría de los casos judicializados pueden ser iden-
tificados fehacientemente y, atribuidos con plena certeza, elevados para su juz-
gamiento.
Una buena parte de las cifras en negro que este delito mantenía se debía al
falso escrúpulo de sostener la dificultad diagnóstica para su comprobación,
prejuicio que tornaba inviable, estéril y hasta contra producente, cualquier de-
nuncia al respecto.
Varias circunstancias han contribuido a desmitificar este falso concepto, a
saber: a) una mejor capacitación de magistrados y funcionarios judiciales en
materia de investigación criminal de este delito; b) una mayor experiencia de
aprendizaje en la visualización y adecuada valoración de los indicadores de
sospecha de ASM por parte de peritos judiciales, médicos forenses, agentes
estatales y operadores que trabajan en el área de la minoridad; c) la aplicación
de nuevas técnicas de validación de los testimonios y las denuncias correspon-
dientes; d) un gran esfuerzo de todo el sistema judicial para impedir la revicti-
mización; e) la creación de organismos específicos, (unidades judiciales, cen-
tros de asistencia a las víctimas), destinados a resguardar y amparar al menor
sexualmente abusado; f) un mayor estado de alerta y de conocimiento sobre el
cumplimiento de la obligatoriedad de denunciar; g) un incremento de la con-
190 CARLOS A. CORNAGLIA
fianza del justiciable en el sistema; y h) la colaboración de los medios de comu-
nicación, en su misión de ilustrar y prevenir a la sociedad.
SOSPECHA Y RECONOCIMIENTO DEL ASM
Las manifestaciones del ASM son factibles de ser observadas, diagnosti-
cadas, medidas o cuantificadas, tipificadas e investigadas, con la única con-
dición de que los profesionales a cargo de la tarea, que debe ser interdisciplina-
ria, no sean improvisados y posean la suficiente capacitación y experiencia en
la materia (19). Algunas de las previsiones siguientes pueden ser de utilidad para
el abordaje y reconocimiento del problema:
A)Se debe partir de la premisa que señala que la visualización del ASM es
siempre, en su inicio, un diagnóstico de sospecha y probabilidad. El grado de
certeza dependerá de la valoración y el análisis de los indicadores médicos,
psicológicos, sociales y criminológicos sometidos a los estudios periciales.
B)Otra premisa fundamental es la que indica que ningún profesional está
suficientemente habilitado para asumir, por sí mismo, todos los componentes
que incluye el diagnóstico de ASM.
C)Una forma práctica de actuar es la que propone relevar los signos o in-
dicios de sospecha, sin establecer ninguna confirmación diagnóstica. En ca-
sos de sospecha de falsa denuncia se debe continuar con el procedimiento, sin
omitir el protocolo o la sistemática ejecución del examen indicado.
D) La ausencia de signos o evidencias físicas de abuso no significa su
inexistencia. El Royal College of Physicians, de Londres, ha dejado aclarado:
que el relato preciso del niño es el único y más importante elemento de
diagnóstico del abuso sexual infantil”.
E) El examen de un niño sexualmente abusado es complejo y requiere cono-
cimientos especiales y personal idóneo para llevarlo a cabo. Si no existe medio
idóneo, y/o profesional capacitado, es preferible diferir el examen de la víctima
para que sea efectuado, a la brevedad, en una dependencia adecuada (19).
F) La valoración diagnóstica del ASM no debe limitarse al área genital, ni a
la existencia de enfermedades de transmisión sexual, menos aún circunscribir-
se a los trastornos psicológicos que se encuentran presentes. Deben estimarse
las secuelas del abuso, que dejan estigmas traumáticos imborrables en el tiem-
po, reconocibles y de gran valor para el diagnóstico retrospectivo (19).
G) Por lo general, salvo excepciones, los niños siempre dicen la verdad y,
por ende, sus relatos son aceptados como verdaderos. Admitir lo contrario,
atribuyéndolos a la fantasía o la fabulación, es temerario, porque establece un
prejuicio que actúa contra el interés supremo de la víctima en desmedro de la
protección de su integridad.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR