Merlo tomó aire gracias a un golazo y un triunfo que Racing nunca mereció

Mostaza Merlo encaró el partido ante Argentinos en silencio. No habló tras perder frente a Gimnasia en el Cilindro y tampoco lo hizo el viernes. Ni siquiera tuvo demasiado contacto con sus colaboradores. En su cabeza, el hombre de la estatua sabía que podía haber sido su último encuentro al frente de la Academia. Era el mismo razonamiento que tenían varios dirigentes del club de Avellaneda, sobre todo si el equipo caía en el Diego Armando Maradona ante un rival casi descendido. Aunque nadie se atreve a decírselo personalmente al entrenador, hay quienes hablan de "ciclo cumplido".Así, sabiéndose no querido por varios, Mostaza metió mano en el equipo. Paró su decimocuarta defensa distinta en lo que va del torneo -sólo repitió a los cuatro del fondo en las primeras dos fechas- e improvisó con Francisco Cerro como lateral derecho, al que ya había probado durante un tiempo frente a San Lorenzo, con malos resultados. Relegó a Villar y a Alvarado al banco de suplentes, mientras que Luis Ibáñez ni siquiera estuvo entre los concentrados. Todas, señales. Para el plantel, al que pareció decirle: "Acá mando yo". Fue, también, una muestra de autoridad para quienes habían cuestionado su liderazgo (Camoranesi). Si Merlo iba a morir, sería con las botas puestas.Antes del encuentro en la Paternal, el presidente Víctor Blanco habló con la prensa: "Mostaza es como Bianchi en Boca o Ramón Díaz en River. Tiene más crédito que otros, pero está claro que tiene que haber un límite. Hablemos después del partido...", fue la sugerencia del máximo dirigente académico. Con los nombres de Facundo Sava y, sobre todo, de Gustavo Alfaro, instalados como potenciales candidatos, era cuestión de que un resultado precipitara la salida del DT.Pero Racing ganó. Lo hizo a la manera de su entrenador, con un libreto que parece no ser el más adecuado para el talento de sus jugadores, pero que le sirvió para aprovechar las flaquezas de un Argentinos moribundo. Merlo apostó por el 4-1-4-1 y volvió a dar mensajes demasiado conservadores desde el banco de suplentes: ni siquiera cuando Argentinos se quedó con un jugador menos (fue expulsado Lucas Rodríguez por doble amarilla), Racing se plantó en la cancha con actitud ofensiva. Siguió tan pasivo como toda la tarde, soportando el asedio de un rival en inferioridad...

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