El cine como enfermedad y la sátira como cura

Un crítico perturbado y romántico es el protagonista principal del primer largometraje de Hernán Guerschuny, uno de los fundadores de la revista Haciendo Cine. Interpretado con solvencia y gracia por Rafael Spregelburd, ese personaje recorrerá muchos de los lugares comunes que se le suelen atribuir a su oficio y recargará su neurosis hasta encontrar en el amor un camino nuevo. En El crítico, que se estrenará pasado mañana, Guerschuny desnuda con inteligencia los códigos de un universo cerrado, logra mantener las actuaciones en un registro equilibrado (contó para eso con un elenco muy ajustado, tanto en los protagónicos -Dolores Fonzi también resuelve bien su papel de refinada femme fatale- como en los secundarios) y consigue finalmente algo más complicado de lo que puede parecer a primera vista: satirizar sin crueldad ni cinismo.El crítico es una película por momentos hilarante y por momentos deliberadamente naïf, pero detiene siempre a un paso de rozar la cursilería. Eso no la transforma en una película calculada: más bien revela el cariño con el que el director trata a sus personajes aun en las situaciones más estrepitosas. No hay maldad con ellos, pero tampoco redenciones mediadas por falsas épicas. Guerschuny hizo una película muy divertida, con alma y personalidad propia. "Para mí era muy importante no caer en la caricatura –reafirma él–. Cada personaje, dentro de su lógica, tenía que ser muy inteligente y convencerte de su posición. Me enojan las películas que se burlan de sus personajes, que quieren que digamos «qué piola es el director»."—¿Hiciste casting o ya tenías en mente de movida a los dos protagonistas de la película?—Los protagónicos no salieron de un casting. Faltaba poco para empezar el rodaje y no había decidido quiénes debían interpretar a Víctor Tellez y a Sofía, los personajes de Spregelburd y Fonzi. La verdad es que mientras escribía el guión siempre pensaba más en actores de afuera, sentía como una resignación el hecho de tener que anclar a mis personajes en humanidades específicas del medio local. Pero se trataba de un prejuicio. Me convencí con Spregelburd cuando el productor de la película –y socio de toda la vida en Haciendo Cine–, Pablo Udenio, me dijo que fuera a ver Apátrida. Rafael interpreta en esa obra de teatro a dos personajes que se retan a duelo: un artista plástico y un crítico. La obra y su interpretación me dejaron sin aliento, y descubrí que él podía decir ciertos textos de tono intelectual sin que suenen forzados...

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