Los vecinos celebran la recuperación de las calles

ROSARIO.- Miguel Santos mira hacia la zona cercana a la cancha de fútbol. Allí, todos los micrófonos y todas las cámaras están con el secretario de Seguridad, . Él no duda y afirma: mucho, ya casi no podíamos caminar por el barrio".Santos sabe de lo que habla. Hace más de 30 años que vive en la villa Banana, en la zona sur de esta ciudad, un lugar caliente del narcomenudeo y uno de los sectores elegidos por el Ministerio de Seguridad de la Nación para que las fuerzas federales o a las bandas de traficantes."Ahora estamos un poco más tranquilos. Podemos caminar por el barrio sin tanto miedo. Lástima que la Gendarmería no se va a quedar para siempre", sostuvo este vecino.Sus estimaciones sobre el avance de la droga en la zona no son exageradas. A 600 metros de donde Santos habló con LA NACION funcionó hasta hace pocos días un búnker alrededor del cual los tiros eran moneda corriente. Todos recuerdan cuando fueron encontrados acribillados los cuerpos de dos jóvenes: uno apareció sobre el techo de la precaria edificación; el otro, sobre la vereda. Ahora ese búnker está cerrado y en pocos días sería demolido.En villa Banana los vecinos están tranquilos. Suponen que la presencia de los gendarmes va a terminar con las disputas entre bandas. Así piensa Sandra, que desde hace nueve años vive en este lugar: "Ya casi no podíamos salir y caminar por los pasillos porque te podían acuchillar. Tampoco nos animábamos a denunciar los búnkeres porque teníamos miedo de que los narcos nos quemaran nuestras casas. La presencia de la Gendarmería es una ayuda para la policía, pero también necesitaríamos que haya más trabajo".Berni y la ministra de Seguridad, María Cecilia Rodríguez, recorrieron ayer villa Banana y el barrio La Tablada, otra de las zonas más calientes de esta ciudad, para supervisar el trabajo de los gendarmes y hablar con los vecinos."El trabajo que nos queda por hacer es importante. Lo que hicimos hasta ahora fue desembarcar en la zona para recuperar el territorio", explicó el secretario, mientras recorría los angostos pasillos de La Tablada.Berni estaba vestido con una camisa verde oliva, pantalón de jean clásico, borceguíes marrones y un gorro...

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