Martino y el Barca agotan los tiempos

Guardiola hizo todo bien en Barcelona. Hasta supo ver cuándo era el momento de retirarse, de dar un paso al costado, aunque su obra futbolística le garantizaba una continuidad vitalicia. Su salida la lamentó no sólo todo Barcelona, sino también la inmensa mayoría que disfrutaba del equipo que muy probablemente quede como el mejor de la historia. Pep advirtió que el plantel ya le había dado todo y que se imponían correcciones o una renovación que podrían implicar un costo en las relaciones humanas. Le sobraba autoridad para emprender cuantos retoques creyera necesarios, pero una cuestión de sensibilidad y gratitud con sus jugadores se lo impedía.Eso ocurrió hace casi dos años. Con su salida, Guardiola dejaba un mensaje que Barcelona desatendió. La dura eliminación en la Liga de Campeones de la temporada anterior, con un global de 0-7 ante Bayern Munich, instaló la sospecha de si no se avecinaba un fin de ciclo, sensación que se profundiza ahora y que deja en una situación muy débil e inestable a Gerardo Martino. La mayoría de los medios periodísticos españoles, tanto los que dan cuenta con veracidad de lo que ocurre dentro del plantel como los que operan desembozadamente para destituirlo porque consideran que el Tata no está a la altura del desafío, coinciden en que el técnico argentino se irá en junio, más allá de que le queda un año de contrato.Casi nueve meses después de haber asumido, Martino comprueba que aquella propuesta irresistible de dirigir a Barcelona, el sueño de todos sus colegas, estaba llena de trampas. Invitado preferencial a lo que había sido una gran fiesta, pero en la que había que empezar a pagar algunos platos...

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