Galuccio, garante del giro a la derecha

Fue una del jefe de Gabinete. Era el viernes previo al feriado de Carnaval y Jorge Capitanich recibió en su despacho a , CEO de , y a Oscar Díaz, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha). Chaqueño y viejo conocido del jefe de Gabinete, Díaz había pedido la porque no conseguía con la petrolera: decía que el 8% de margen de rentabilidad que les concede a las estaciones de servicio asfixia al sector y necesitaba renegociarlo.Capitanich ofreció entonces su oficina de la Casa Rosada. Y, ya con ambas partes allí, se sumergió en la lectura de correos electrónicos acaso sin advertir que la conversación empezaba a subir de tono y se alejaba del acuerdo. Hubo palabras fuertes. Galuccio acusaba a Díaz de querer ponerles a los estacioneros en contra mientras él, como líder de YPF, se estaba jugando como un "patriota" para salvar a la petrolera. El adjetivo exasperó al empresario, que aprovechó para meter el dedo en la llaga: "Con tu sueldo cualquiera es un patriota", escupió.La reunión se cortó abruptamente. Mientras se retiraban molestos, Díaz, que estaba acompañado por Guillermo Lego, gerente de la cámara, dio unos pasos y se desplomó. Había tenido una descompensación y fue trasladado en ambulancia al hospital Argerich, donde estuvo internado durante todo el feriado largo.El episodio describe parte de la tensión que rodea últimamente a Galuccio, un técnico que llegó en silencio y que sorprendió con logros políticos inimaginables para la industria petrolera desde 2001. YPF es ahora la gran apuesta tanto del Gobierno como de un establishment que se ha entusiasmado con el giro de la Argentina hacia la ortodoxia y, desde ya, con las últimas emisiones de deuda de la petrolera.Cristina Kirchner se juega aquí, por lo pronto, parte de lo que será la reconstrucción histórica de su mandato. Y le ha dado a Galuccio prerrogativas casi opuestas a las que Axel Kicillof imaginaba con la estatización: aval para subir naftas y gasoil al doble de la inflación, mayor valor para el gas nuevo en boca de pozo (7,50 dólares por millón de BTU) y autorizaciones para importar equipos en medio del cepo cambiario. Algo del repunte de los números de la compañía se explica en esas modificaciones.No es nada nuevo. Como admitió una vez Kicillof ante varios petroleros, el Gobierno logró cierta empatía con el sector privado desde que controla YPF. Algo parecido, aunque con peor desenlace, a lo que en su momento fue...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR