Bartís, de exportación

En pleno Palermo Viejo, un barrio que se transforma minuto a minuto, el Sportivo Teatral se mantiene inmutable a todos los cambios. Tiene una lógica propia, interna que se modifica según pasan las estaciones. Es que su jardín es inmenso y protagonista de la escena. Por eso, septiembre es especial. Al entrar se vive otra atmósfera, la modernidad se detiene, el olor a flores aparece. Y allá, al fondo, está Ricardo Bartís, el capitán del barco desde que comenzó a construir este maravillo espacio en 1986 y desde entonces todo ha sido mucho. Las obras de Bartís toman forma a partir del encuentro con el espacio, en los rincones van naciendo los diferentes proyectos, uno mejor que el otro, y que lo hicieron una persona reconocida a nivel mundial.Este año, la Bienal de Venecia, de la mano de su director artístico Alex Rigola, convocó a siete de los mejores directores teatrales del mundo para que cada uno elija un pecado capital, pero con la consigna de que sea uno nuevo, contemporáneo y que con él como vector trabaje, junto con actores europeos, en una especie de work shop para ser mostrado durante los días de la Bienal. Ricardo Bartís fue uno (los otros son Romeo Castellucci, Thomas Ostermeier -ver página 5-, Jan Fabre, Calixto Bieito, Rodrigo García y Jan Lauwers).-Hablemos de la Bienal...-Fuimos una semana en octubre de 2010 a trabajar y volvemos ahora para montar quince minutos de ese pecado que se va a ver en combinación con los otros quince minutos de cada director. Es un reconocimiento muy importante al teatro argentino, sobre todo para el alternativo, para un tipo de procedimiento que parece interesarles.-¿Qué pecado elegiste?-La burocracia, porque tuve enormes dificultades para establecer los acuerdos de cómo me iban a pagar. Y, por otro lado, tengo aún enormes dificultades para que este lugar sea habilitado. Me llevó a pensar si no participo de esa especie de ley -estoy bromeando un poco teatralmente- al establecer un acuerdo, al estar dispuesto a pagar un precio para sostener tanta idiotez, tanta ineficacia y tanta locura.-¿Desde dónde empezaron a trabajar?-Para tener algún tema en común nos propusimos leer Hamlet y pensar qué era la ley, por qué Hamlet cumple el mandato y no se rebela ante lo heredado; cómo la política monta sus acuerdos sobre cadáveres, y sobre ellos, casi como si fueran un mantel, la política establece su reinado; nos llevaba entonces a la conclusión teatral de que toda ley se funda sobre la muerte de algo.-¿Cómo te entendés...

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